Representar o no representar: esa es la cuestión

Editorial 26/04/2008 . Hora: 20:24 . Lecturas: 0
Representar o no representar: esa es la cuestión
Representar o no representar: esa es la cuestión



Leyendo la nota “Tres palabras” no pude dejar de escribir sobre lo que allí se apuntaba y llegué a una conclusión, tal vez muchos la compartan y otros no tanto, como sucede siempre con casi todo lo que podamos opinar o hacer.
El término representativo tiene como trasfondo otro contenido que se remonta a épocas bastante remotas: la antinomia entre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo que se debe o no se debe hacer.
Se me ocurre apelar a la historia y pienso en una de las primeras antinomias: civilización o barbarie, acuñada por los gobiernos de la generación del 80’, alla a fines del siglo XIX. Se la atribuyen a Sarmiento y desde ese momento, se sucedieron otras antinomias parecidas, utilizadas por los gobiernos de turno con el solo fin de dividir al pueblo y legitimar así sus procedimientos políticos, tal lo relata muy bien Arturo Jauretche en Manual de Sonceras Argentinas.
Peronistas –antiperonistas o Campo – Pueblo, serían solo algunos de los múltiples ejemplos del famoso “si no estás conmigo, estás contra mi”. Es decir, usted debe elegir por una u otra y ni se le ocurra tomar posiciones reflexivas, aportando una mirada intermedia, que muestre que no todo es tan bueno, ni todo tan malo.
En el ámbito local también podríamos aplicar esta dicotomía a estar o no con el gobierno de turno. Y que por intentar marcar un simple error, lo tilden de opositor que atenta contra la gobernabilidad u otras crueldades por el estilo.
Son ejemplo de bipolaridades también ser de una u otra localidad; o pertenecer a tal o cual club, colegio, barrio, etc.
Y en esto creo podemos entrar a jugar con el término “representativo”.
Hace unos días, acá en Puan, lo escuché de boca de alguien al que creí con cierta cultura democrática y pluralista. Al principio no lo analice en profundidad, pero después caí en la cuenta que para muchos “representar” es pertenecer a una ideología y los que no respondan a esa ideología directamente no representan a nadie.
Por ejemplo, si le hago una entrevista sobre un tema de actualidad política a alguien que critica al actual gobierno, la opinión de esa persona –para un oficialista— deja de ser representativa. ¿Por qué? Simplemente porque el que la dijo se paró en la vereda de enfrente respecto del que fue criticado. Caso inverso se da si busco la palabra de un oficialista: la rueda se pone en marcha de nuevo pero al revés.
Analizándolo hasta ahí, puede formar parte de una rivalidad, por llamarlo de alguna manera.
Pero lo grave es que la persona a la que oí decir el término “representativo”, descalificaba la opinión, porque no solo estaba convencido que quien hablaba no representaba a su grupo, sino que no era digno de representar a nadie dentro de la sociedad.
Seguimos aferrados a la idea de que aquellos que no piensan como nosotros son nuestros enemigos y peor aun, cuando por eso se los pone en enemigos de la sociedad toda.
Peligrosa y muy argentina, la costumbre de algunas personas, en esto de querer encontrar en la división de la sociedad el motivo para descalificar a los que piensan diferente.
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