Puan: entre la crisis y la oportunidad

Editorial 28/02/2012 . Hora: 21:52 . Lecturas: 8

Como una manera de hacer tiempo hasta el comienzo de los espectáculos del domingo, durante el cierre de la temporada, algunos también eligieron la costa de la laguna –extendida varias decenas de metros de la cota que habitualmente tenía-- para efectuar caminatas. Y no faltaron los memoriosos, testigos de tiempos más pujantes, que se detuvieron a recordar. “Mirá, por acá donde estamos parados, pasaba la pista asfaltada del autódromo. Tenía unos 1300 metros. A la laguna, lo que sería el balneario viejo (hoy en ruinas), venía gente de toda la zona, Puan era un punto turístico muy importante”, recordó un señor que apenas pasa los 60 años. Es que el atractivo entorno paisajístico del balneario se ve, desde hace bastante tiempo, afectado por la pronunciada bajante de la laguna. Condición que por estos días parece aumentar al mismo ritmo que algunos recuerdos que se resisten a quedar en el olvido. El mismo hombre rememoró aquel lejano 1962, cuando se podía ir a pie a la isla, cuando la infraestructura de todo este sector permitía soñar con el progreso. Eso fue hasta ya entrada la década del 70’, cuando por esos caprichos o ciclos de la naturaleza, como quieran llamarlos, el agua comenzó a subir, dejándolo todo bajo su manto. Fue este mismo señor el que me inspiró a escribir este pequeño y modesto artículo, con el que seguramente coincidirán algunos y disentirán otros tantos. Más allá de estos recuerdos emblemáticos de un Puan que “fue” y ya no volvió a ser, por estos días, una preocupación ronda por las cabezas de muchos habitantes. Y es tema de conversación obligada. Se comenta como una certeza a corto plazo el cierre de varios comercios locales, uno de ellos con una trayectoria de más un siglo. La ida de un restaurante al cual su oferta lo hacía único en la región y otros trascendidos aun sin chequear su veracidad. Lo cierto es que en las principales avenidas y en otros sectores de la localidad, se ven varias viviendas con el cartel de “se vende”. También se ven calles vacías, donde las caras que uno cruza tienen un dejo de preocupación y desorientación. Y eso preocupa. Hay un evidente retroceso en algunos aspectos que otras localidades han sabido resolver. Me refiero a la radicación de industrias, a la inversión en infraestructura turística (donde Puan tiene mucho para dar), a la creación y fomento de pequeñas y medianas empresas, entre otras iniciativas de las que tanto se habla al momento de comparar. Sería desatinado –pero cómodo—echar todas las culpas a los gobiernos que se han sucedido en los últimos 20 años. Si bien el Estado es quien debe crear ciertas condiciones para el crecimiento, no es una tarea que deba emprender sólo. También en el interés de los privados y en la participación ciudadana está la llave del progreso. Ese interés no estuvo presente en la magnitud que debió ser. Aunque no es menos cierto que esa construcción requiere de dirigentes y gobernantes decididos y comprometidos en serio. Buscar culpables, sería caer en críticas a un pasado que, como expresa el término “ya pasó”, debemos evitar dormirnos sobre los laureles del facilismo. Considero que cuando son excesivas terminan por no aportar a la construcción. Es hora de despojarnos de egoísmos y de críticas inútiles. Es hora de dejar de lado la pasividad de ver cómo otros avanzan (poco o mucho) y nosotros sentados como mudos testigos. Puan está en crisis, eso no es novedad. Alguna vez, alguien definió a la crisis diciendo: “es cuando lo que tiene que morir todavía no murió, y lo que tiene que nacer todavía no nació”. Estamos en un momento difícil, de transición, pero no por eso carente de oportunidades. La cuestión es poner manos a la obra y comenzar a construir el Puan que todos queremos.

Por Fernando Sánchez

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