Recuerdos de San Germán: “Lo que el tiempo se llevó”

Cultura 26/03/2012 . Hora: 14:23 . Lecturas: 22

Como una manera de rendir homenaje a esta localidad ubicada al sur de nuestro distrito y que el viernes cumplió 103 años, nos comunicamos con Ana María Del Ellce, autora de “Lo que el tiempo se llevó”, libro que rescata anécdotas, apellidos y fotografías de la época fundacional. Al abrirlo, ya en el prólogo asoma el cariño de Ana María por la tierra de sus ancestros, dibujando con palabras el camino para llegar hasta San Germán. “Si viaja por la ruta 35, desde Bahía Blanca rumbo a Villa Iris, cuando llega al Km. 79, divisará, hacia la izquierda, que el horizonte dibuja un pueblo. Si es de noche, es un puñadito de luces, si es de día, un manojo de casitas bajas, arboledas ralas y asomando hacia el cielo un par de silos,” describe. Cuando le preguntamos por los vínculos que la unen a este lugar, dijo: “Mi abuelo Tomás Lardizabal fue un pionero, luego su hijo de igual nombre fundó la Cooperativa Agropecuaria. Ahora, yo me encuentro a pleno tratando de innovar técnicas agropecuarias de protección del suelo, porque lo que me une al pago es una entrañable pasión por el campo, y todo lo que mis abuelos dejaron en mi es eso”. La idea de guardar pasajes de la historia del pueblo surgió hace tres años cuando llegó el momento de festejar el centenario. Lo recaudado por en la venta del libro se donó a la Capilla de San Germán, porque este lugar también guarda un especial recuerdo para la autora. “¡Mi abuela Manuela tanto luchó por esa Iglesita!, lugar que ahora todo el pueblo atesora,” expresó. Por último, cuando le pedimos que nos compartiera algo de su publicación, esta historia nos dejó, por ser la que le produjo una emoción especial al escribirla:

La Casa de Piedra

“Cuenta Adela que su madre soñaba con el techo propio y un día, al estar lavando la ropa en su fuentón, inclinada sobre la tabla, un muchacho le ofreció una rifa de un ranchito. No eligió el número, solo dijo: “Dame cualquiera, la suerte no hay que llamarla, viene sola…”. Se lo sacó. El rancho era frágil por lo que los hermanos Eseisa, con un carro, trajeron piedras de una loma cortada a pico y construyeron para su madre la casa de piedra”.

La historia de los “Eseiza”

Adela Eseisa cuenta la historia de su padre y su tío. Vinieron de Uruguay escapando de una epidemia y, como fueron anotados en iglesias distintas, los apellidos salieron diferentes: Gavino Ezeiza y Pedro Eseisa. Gavino fue el gran payador negro que enlutó con su muerte el ascenso al palco presidencial de Hipólito Irigoyen. Pedro se estableció en San Germán con su familia y allí la suerte y la inteligencia dieron como resultado la casita de piedra.

Fundación de San Germán

Podríamos decir que oficialmente se fundó el 23 de marzo de 1909, después de que Don Juan Chapar donara parte de sus tierras para la edificación de edificios públicos. En aquel entonces, ya existía la estación ferroviaria (inaugurada en 1891), y la pulpería “El Pinchazo”, propiedad de Victoriano Grandoso.

El origen de su nombre

Cuando se creó el ramal Bahía Blanca-Bernasconi, San Germán aparecía como estación de línea, porque las tierras fueron donadas por Juana Berraondo y en honor a ella, se le concedió el nombre de su hijo Germán.

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