Marabrilla

Deportes 16/09/2012 . Hora: 14:29 . Lecturas: 0
Sergio Martínez recuperó el cinturón con un peleón inolvidable. Bailó a Chávez, se fue a la lona en el último round y la ganó en fallo unánime. Primero le comió el coco y luego lo gastó a golpes, aun recibiendo algún mandoble inesperado, en el cierre de la pelea. Si en la previa Sergio Martínez exhibió todo su dominio de escena para achicar al azteca Julio César Chávez Jr, en el ring le dio una clase de boxeo superándolo ampliamente para recuperar el cetro mediano CMB que el mexicano exponía por 4ª vez, el mismo que le habían quitado al quilmeño desde las oficinas del DF mexicano hace más de un año. Maravilla salió a imponer su mayor velocidad, abriendo el fuego con su derecha (y a veces sorprendiendo de zurda) para mantenerlo a distancia al Junior al que los gritos de sus paisanos no despertaban. Durante los primeros seis rounds, Martínez (50-2-2, 28 KO y 1 PKO) mantuvo a distancia a Chávez (46-1-1-1 sd, 38 KO), quien avanzaba de manera lenta y anunciada, directo al matadero. La diferencia física (si bien Sergio dio el viernes 72,120 kilos y Junior acusó 71,670, a la hora de la pelea Chávez pesaba arriba de 82 mientras que Martínez estaba seis abajo) se notaba sólo en la capacidad de absorción del mexicano, que avanzaba como un robot a recibir una descarga tras otra. Mañero, Martínez le ganaba todos los cruces por talento y picardía. En el séptimo, con tres zurdas potentes, Martínez le agrandó la hemorragia nasal que traía el mexicano desde un round atrás y en el siguiente, una levantada de Junior le permitió ganar el asalto y provocarle a Sergio un corte en el párpado izquierdo que se agrandó en cada minuto. Martínez (que parecía el de 26 años; y Chávez, el de 37) recuperó el dominio para que la hinchada estallara: “Que de la mano, de Maravilla, todos la vuelta vamos a dar”. Hubo unos 3.000 argentinos. Chávez embocó la mano de la pelea promediando el 12º, un swing izquierdo que hizo que Maravilla se fuera al suelo muy sentido. Pero se paró, superó la cuenta de ocho segundos, corajeó, le tiró toda su experiencia encima y llegó en pie a la campana final, dando y recibiendo. El fallo era una incógnita, pero los jurados no se dejaron influenciar por el ambiente e hicieron justicia: los locales Adalaide Byrd y Dave Moretti coincidieron en 118-109; el sudafricano Stanley Christodolo dio 117-110. Maravilla se ganó a la hinchada mexicana pidiéndole que diera el grito clásico del Día de la Independencia. La nuestra terminó cantando: “Un minuto de silencio, para Chá-vez que está muerto”. Fuente: Ernesto Rodriguez - Las Vegas, Estados Unidos (enviado especial Diario Ole)
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