Atletismo: Olga Suárez, siempre vigente

Entrevistas 16/03/2016 . Hora: 21:07 . Lecturas: 1

Después de un año con algunos recesos, donde tuvo que cuidar su salud debido a una cirugía ocular, a sus 70 años la deportista puanense promete volver a las pistas con toda la energía que la caracteriza.

“Me operé de la vista con el Dr. Liberman, tenía cataratas. Por suerte salió todo bien y ahora este año pienso incorporarme a las competencias nuevamente como atleta federada y sustentando mis gastos con el acompañamiento de los sponsors.
A pesar de que también ya tengo artrosis, el médico me dijo que si estoy así como estoy, después de 25 años en este deporte, puedo seguir corriendo. Por suerte tengo en buen estado mis caderas y tobillos. Siempre me hago controles y tomo vitaminas.

El año pasado igualmente gané en Casbas, Salliqueló, Pigüé, y Pellegrini,” contó en diálogo con TLVP.
“Mi hijo siempre dice: ¡Mi mamá tiene unas garras! Y es cierto porque yo no los molesto, no soy ñañosa como otras madres. Soy muy independiente, siempre fui así y no le tuve miedo a nada. He pasado cosas y cosas pero siempre sigo firme como bandera de guerra,” expresó.

Trayectoria

(Nota archivo TLVP) En el 2013, la deportista Olga Suárez, integrante del Círculo Bahiense de Atletas Veteranos (CBAV), obtuvo la medalla de plata en el Triatlón de Medio Fondo, durante el Campeonato Sudamericano Master de pruebas combinadas disputado en Los Ángeles (Región del Bío Bío de Chile). Una caída durante la carrera hizo que no pudiera reunir los puntos para alcanzar el primer lugar en el podio.

Pasión por correr

La vitalidad de la atleta reluce en su piel, en su forma de caminar y en su minucioso relato, en donde no descarta ningún detalle de sus tantas hazañas deportivas.

A sus 67 años, redobla la apuesta y coloca nuevos objetivos en el calendario, ya que hace unos días obtuvo el 2º lugar en el XXIX Campeonato Argentino Master de Cross Country en Jujuy.
Pero ahora, la entrevista está enfocada en la experiencia vivida en el triatlón de medio fondo disputado en Los Ángeles (Chile), durante el último fin de semana de marzo.

“Esta es una competencia combinada en la que podés anotarte en varias pruebas, pero las inscripciones son caras. Tuve que pagar cuarenta dólares para participar del triatlón. Hay chicas que capaz hacen seis o siete pruebas pero tenés que gastar más de 100 dólares, y acá no es fácil conseguirlos.
En Chile, la competencia estuvo integrada por tres pruebas: una de 3000 metros, otra de 800 en velocidad y la final de 1500,” agrega.
“Como trabajo desde el 2005 en la Cooperativa de Servicios y Obras Públicas, en enfermería, el gerente Cristian Francisco es quien me consiguió los dólares. Hubo una chica de Bahía Blanca que perdió la oportunidad de competir en Arequipa (Perú) porque no consiguió dólares en ningún lado. Es que la AFIP te pide muchos requisitos,” comenta Olga Suárez.

“Yo tengo 20 sponsors en Puan que me cubren la mitad de los gastos. Pero yo hago pastas para recaudar dinero. Tengo experiencia en la cocina porque trabajé mucho tiempo en Maltería Pampa haciendo comidas. Fui la primera mujer en ingresar a la empresa cuando no había nada, después recién se construyeron los comedores,” narró.
Además de las dificultades económicas y de lo que implica en sí trasladarse a tantos kilómetros de Puan, también surgen inconvenientes en plena carrera.

“Me caí y una compañera en vez de seguir corriendo se detuvo y me ayudó a levantarme. En una competencia hay que continuar, pero ella prefirió no sumar puntos y atenderme. En ese momento, no solo los argentinos se levantaron de la tribuna sino también chilenos y venezolanos, que se agolparon para ver si estaba bien. El fotógrafo que estaba ahí, no podía creer que, faltándome una vuelta, me pasara esto. Y de los nervios me sacó la foto. La señora que me asistió se llama María Garavaglia, es de la ciudad de Ushuaia,” destaca.

Para llegar a Los Ángeles, Olga debió hacer cuatro trasbordos. El recorrido comenzó el domingo 24 de marzo desde Bahía Blanca a Neuquén, y desde allí a Temuco.
Una vez llegada a Chile, junto a sus compañeras, descansó dos noches en la ciudad para luego partir a Los Ángeles.
“En Temuco, como era un día hermoso, con Marcela Inchausti, una atleta de 35 años, subimos al cerro que en un viaje anterior no habíamos podido conocer, y sin darnos cuenta, creo que hicimos como 20 kilómetros. A la vuelta, estábamos muy cansadas.
Cuando llegamos a Los Ángeles, un traumatólogo dio una charla y nos dijo que para prepararnos para un torneo, nosotras no necesitábamos entrenarnos. Nos aconsejó que hagamos ejercicios de elongación,” relató.
Desafíos
Antes del torneo Sudamericano, Olga integró la competencia atlética Vuelta a La Salada, a pocos kilómetros de Pedro Luro. Allí obtuvo el cuarto lugar en su categoría.
“Hice 8 kilómetros, en suelo de arena. Fue muy difícil, la carrera era muy pesada, el pie se te hundía hasta el tobillo. Había un viento de 100 km/h, un frío que nos penetraba hasta los huesos. En 10 km, tardo 59 minutos con un clima bueno, pero ese día era tan fuerte el viento con subidas y bajadas que les dije a mis compañeras que seguro tardaría el doble,” relató.

Don especial

La historia de Olga Suárez está llena de matices que sorprenden y que llevan a pensar en un don especial, como así se lo han hecho ver distintas personas que compartieron momentos junto a ella.
“Es que comencé a correr en 1996, y sin tener un lugar a donde ir a entrenar. Siempre cuando iba a las radios pedía que se armara un grupo de atletismo pero no había manera. Ahora se formó un grupo, también hay gente joven que estudia y sabe que el deporte es salud,” dijo.
“El atleta Lucas Negro es quien ahora me está acompañando. Antes, mi compañero era Mauricio Hubert, fallecido hace unos años. Recuerdo que fue un sábado que íbamos a participar de la carrera en homenaje a la atleta Vanesa Zamudio, en Coronel Suárez.
El día antes, lo encuentro en la calle y él estaba feliz porque ese sábado 10 de diciembre iba a cumplir 30 años. Estaba contento porque al cumplir los treinta, podía afiliarse al círculo de atletas de Bahía Blanca y así iba a poder viajar conmigo. Me acuerdo que me dijo que llevaría una torta para festejarlo con el resto de los atletas en Coronel Suárez.
Cuando llegué en colectivo el sábado a Coronel Suárez, Mauricio no estaba. Yo pensaba que había viajado en auto con familiares de Pigüé, pero no llegaba y al momento de la carrera no estaba. Los compañeros me preguntaban por él, pero yo no sabía nada. Cuando llegué a Puan, mi marido me esperaba en la terminal y me dijo que tenía que darme una noticia fea. Mauricio había fallecido. Yo no podía creerlo, fue algo repentino, el chico había tenido un ataque cerebral”.

La estrella de Belén

Las anécdotas de Olga Suárez se suceden una detrás de otra durante su relato, pero la más curiosa es aquella que ocurrió en el día de su nacimiento, en la zona rural de General Acha. “Yo nací el 4 de enero y mi mamá me tuvo sola en el campo, porque mi papá era hachador. Mi hermana más grande salió corriendo a buscar a una vecina que vino y cortó el cordón umbilical. La señora me bañó y después le dijo a mi mamá que en el cielo había una estrella grande, porque había nacido en tiempos de la estrella de Belén. Y le pronosticó que yo iba a triunfar en la vida, pero que también sufriría mucho”.
“Tuvo razón porque yo crié a mis cinco hijos y además, a cinco sobrinos, hijos de mi cuñado. Todos comían en mi casa, cocinaba dos kilos de carne y amasaba todo el día. Cuando hacía fideos, como no me alcanzaba el lugar, colgaba las masas en los fierros del molino para que se secaran y luego los cortaba bien finitos.
Mi marido estuvo diez años enfermo y no podía darnos un sueldo, yo ya trabajaba en Maltería, pero de todas maneras tuve que ir un día a la municipalidad y me dieron una pensión de 200 pesos,” cuenta Olga Suárez.
“Tenía que mandar los chicos a la escuela, y nunca le pedí nada a nadie. Siempre controlé mis gastos. Cuando no tenía nada, Porota Rimaudo y Antonio, me mandaban la bandeja de facturas. Después las calentaba en el horno y se las daba a los chicos,” agrega.

En el exterior

Esta atleta, que inició su carrera deportiva a los 49 años, participó en el mundial de Italia 2007, en el Sudamericano de Río de Janeiro y en diferentes competencias desarrolladas en Paraguay, Uruguay, Perú y en Chile, donde ya estuvo cuatro veces.
“El lugar que más me impactó fue Perú. La mujer trabaja mucho y más que el hombre. La gente es muy amable y sociable.
Todavía hay mujeres que llevan el cántaro de agua sobre su cabeza. Me hacen recordar a la abuela Jesusa, era una española que trabajaba acá en Puan, en el Hotel Chávez. Recuerdo que la conocí en 1965 cuando llegamos con mi marido a Puan. Ella se vestía con el traje típico y llevaba la ropa para lavar sobre su cabeza.
En cambio, en Italia la gente era más fría. En todos estos lugares de Latinoamérica sentís el amor, el sufrimiento de la gente”.

“Profecía del destino”, su libro
En los momentos libres, a la atleta puanense le gusta escribir sus experiencias diarias y también dedicarle poemas a sus seres queridos y personajes del pueblo. “Cuando yo entraba a las 4 de la mañana a trabajar a Maltería, tenía media hora para tomarme un café y aprovechaba para escribir mi diario.
Un día me ve el escritor Fernando Nelson porque buscaba historias de vida para una editorial. Ahí fue que le dije que yo tenía escrita mi biografía. Estuvimos trabajando casi un año, donde iba dos horas por día a la casa de Fernando para armarlo. Tomás Fasciolo redactó el prólogo y Chacho Panis dibujó mi caricatura”.

Misiones
Las misiones católicas también han ocupado un lugar importante en la vida de Olga.
“Con el padre Rolando Brites viajamos a la provincia de Salta, recuerdo que había más de 300 chiquitos en un iglesia hecha de cactus. Afuera había un cartel que decía: “Hoy no venimos a clases, porque no tenemos comida”.
Habíamos ido 50 personas en un colectivo y les dejamos toda la comida que llevábamos. En el lugar había un padre que cuidada de los niños, era muy delgado y vivía en una chocita”.

Reconocimientos
•Club de leones: a la mejor deportista del año
•Día Internacional de la mujer y su disciplina, Municipalidad de Puan, 2004
•Día Internacional de la Mujer, 2006
•Premio Fiesta del Deporte, 2008
•Puanense destacada, Pre Baradero 2006
•Mejor velocista en 400, 200 y 800 m, en Bahía Blanca, año 2007
•Declarada Ciudadana ilustre -Municipio de Puan, año 2011
•Fiesta del Deporte 2012, 1º premio en atletismo.

Comentar esta nota