Reconocimiento a José "Pepe" Rivas

Cultura 18/08/2016 . Hora: 20:20 . Lecturas: 4

Ayer en el marco del 112º Aniversario de 17 de Agosto, por Ordenanza Municipal N° 4996/10, fueron reconocidas aquellas personas que se han destacado en oficios, cultura, deporte, solidaridad o en lo profesional en el Distrito de Puan, quienes fueron electos por representantes de instituciones de cada localidad.

Por Puan, la distinción fue para José Pepe Rivas, molinero de nuestra comunidad con más de 40 años de trayectoria. A continuación, recordamos la entrevista publicada en nuestra revista, donde Pepe nos cuenta vivencias de su querido oficio.

“Si tuviese 26 años, elegiría ser molinero otra vez"

jose pepe rivas puanJosé Antonio Rivas, conocido por todos en Puan como “Pepe”, se enorgullece de haber hecho en su vida lo que disfruta. Con los años, miles de amaneceres y otros tantos atardeceres lo han visto dedicado a pleno a la reparación y puesta en funcionamiento de quienes forman parte de su pasión: los molinos. Hoy, a los 67 años, no ha perdido nada de su figura de tipo sano, enérgico, que no se achica ante ningún trabajo, siempre dispuesto a dar una mano y a la hora que sea. Y miren si no será así, que a su tarea sacrificada le sumó la de bombero, siendo uno de los pioneros al momento de formarse el Cuartel de Puan.

Una trayectoria de cuarenta años en uno de los oficios que el tiempo y las nuevas tecnologías amenazan con dejar en el recuerdo. Pero los molinos resisten, en cada campo, en cada quinta, donde aún son de utilidad. Mientras estos gigantes de fierro continúen prestando servicios, allí habrá hombres como Pepe, dispuestos a ponerlos nuevamente en marcha, para que sigan saciando la sed de las haciendas, y el rechinar de su música inunde cada rincón de esta vasta pampa. “Arranqué el oficio a los 26 años, en 1975, con unas pocas herramientas, apenas un aparejo, una escalera, una llave Stillson, una tarraja y una Ford A, del año 1932”, recordó Pepe.

Su esposa es María Ester Bauser, se casaron en 1974 y el primer año de matrimonio lo pasaron en el campo. “Al fallecer mi papá, nos vinimos al pueblo, para estar más cerca de mamá. Cuando trabajaba en lo de Odria, él le recomendó a Pepe hacerse con el oficio de molinero, recordó. Rivas menciona a Roberto Dini como la persona que le diera el impulso y la motivación necesaria para comenzar. No solo eso, sino que este hombre, al que más tarde podría llamar su colega, le dejó muchos consejos, recomendaciones y también clientes. “Todavía tengo algunos de esa época”, contó. A lo largo de cuatro década, Pepe se hizo del oficio a fuerza de práctica y voluntad. Señaló que contrataron sus servicios, alrededor de 700 particulares. No solo de Puan, sino que requirieron su pericia desde la zona de Darregueira, General San Martín (La Pampa), Villa Iris, López Lecube, Arroyo Corto, Cascada, Espartillar, Pasman, San Miguel Arcángel y Carhué.

“Tengo clientes desde mis inicios, coloqué más de 80 molinos, a un promedio de dos por año. En otras épocas, se instalaban más, llegando hasta dos por propietario de campo”, admitió.

Suelos duros. Cuando lo consultamos sobre el esfuerzo adicional que significa trabajar en terrenos más rudos, como aquellos con densas capas de piedra, Pepe ejemplificó. “Donde hoy funciona Maltería Pampa, hice varias jabalinas (para la descarga de electricidad a tierra) y con diferencias de no más de 15 metros, el suelo presentaba varias muestras de solidez.

“Hoy, por una cuestión de costos, se instalan bombas sumergibles para proveerse de agua. Una máquina de molino vale $ 15000 y la torre otro tanto, también debe sumarse el gasto de la perforación. No se pueden comparar los 1000 litros que saca un molino, con los 6.000 que puede sacar la bomba más chica. En esos casos, con $ 12000 o $ 15.000 tenés agua. Con el paso de los años, los modelos de molino mantienen un sistema similar al de 1930. Antes venían con los bujes fundidos en la máquina, pero luego fueron cambiables”, explicó.

Roturas. Un molino suele romperse por falta de aceite y mantenimiento o porque la máquina quedó abandonada. Así lo afirma nuestro entrevistado, quien agrega que, al gastarse los bujes, se procede a bajar la máquina para hacer el cambio Volviendo a los costos actuales, Pepe calculó que una aguada completa puesta a nueva, debe andar rondando los $ 50000. “En el caso de los molinos, si bien es necesaria una inversión inicial, después es barato porque no gasta electricidad, y es tenido en cuenta dentro de las llamadas energías limpias. Puede faltar el agua cuando no hay viento, pero para prevenir eso se deben colocar tanques más grandes. A mi edad, éste no es un trabajo para hacer individualmente, pero de joven lo hice siempre solo”, aseguró.

Días de trabajo.“En ocasiones debía quedarme en los campos de dos a tres días, porque con la Ford A no podía ir y venir. Prácticamente, no tenía vacaciones, ni fines de semana. Por ejemplo, desde los tambos me llamaban a las 3 o 4 de la mañana porque no podían hacer andar el bombeador, en invierno y en plena helada. A veces, teníamos todo preparado para salir a pasear en familia y llegaba un cliente porque se le había roto el molino. Me decía, por ejemplo: “Pepe andá a arreglar el número 14 (en los campos grandes), y tenía en el campo 300 animales que necesitaban agua”. Entonces, en esas ocasiones, capaz que salía a las 9 de la mañana y volvía a las 2 de la tarde”, dijo. Como en toda profesión realizada en lugares donde todos se conocen, aparece el problema del cobro. “Tuve clientes que enseguida pagaban, pero otros no, y después había que seguir andando, pagando el combustible y demás gastos”.

Jubilación. “Hoy estoy jubilado, pero hay dos o tres clientes que, mientras pueda, voy a seguir atendiendo. Es gente que, por ahora, no puedo dejar, porque fueron muy buenos conmigo cuando necesité algo”.

Accidentes. “Gracias a Dios nunca me pasó nada, solo una vez me caí, me desmayé y cuando desperté estaba sentado al lado del molino. Tengo 67 años, nunca estuve enfermo en cama por una gripe, ni tampoco tuve quebraduras.” Cuando le preguntamos, ante la oportunidad imaginaria de volver a tener 26 años, si elegiría de nuevo este trabajo, no lo duda. “Si tuviese que elegir de nuevo, sería molinero otra vez. Y más hoy con todas las herramientas que hay. Ahora, podría tener un grupo electrógeno y una camioneta nueva”. Repasando su trayectoria como bombero, Rivas contabilizó 25 años de servicio y el honor de ser uno de los fundadores de la Asociación de Bomberos Voluntarios local. “Llegué a oficial, pero nunca hubo diferencias, porque todos trabajamos de la misma manera. Con ese rango recuerdo, tenía que pasar hasta 15 días de guardia”.