Conferencia sobre preservación de patrimonio

PUAN 15/04/2008 . Hora: 00:26 . Lecturas: 0
Conferencia sobre preservación de patrimonio
Conferencia sobre preservación de patrimonio
“El amor y la cultura aumentan con el reparto, cuando más se dan, más se tienen” --Victoria Ocampo 1890-1979--


El Proyecto Victoria Ocampo, el Museo Municipal Ignacio Balvidares y la Cooperativa de Servicios y Obras Públicas de Puan (CSyOP) auspiciaron la conferencia sobre conservación del patrimonio cultural y natural bajo el lema: “Conocer, valorar e intervenir”.

La disertación estuvo a cargo del arquitecto Fabio Grementieri, quien cuenta con una destacada trayectoria a nivel nacional e internacional.


El vicepresidente del directorio de la CSyOP, Marcelo Honoré, agradeció al Museo Balvidares y a Dolores Bengolea por la organización del encuentro cultural y reflexionó: “El tema que se tratará hoy en esta charla por ahí para nosotros puede resultar distante, como que el patrimonio aquitectónico y cultural sea algo que pertenece a las grandes urbes. Creo que a partir de que escuchemos las palabras del arquitecto vamos a poder darnos cuenta que nosotros también tenemos algo de esa riqueza”.

Por su parte, Dolores Bengolea, realizó una síntesis sobre los objetivos de la charla y remarcó la necesidad del conocimiento como herramienta para evitar malas intervenciones en el patrimonio de una localidad.

“Nosotros que estamos en cine con mi marido (por Héctor Olivera) tenemos el drama de que en Argentina no existe una cuadra en la que se pueda representar o filmar cualquier escena anterior a 1970, porque todas están alteradas. Tal es así que nosotros estamos armando una película en la Patagonia y tenemos que construir un pueblo ambientado a principios del siglo XX porque no existe ningún sitio en todo el país conservado con las características de la época”, explicó.

“Al traerles eventos como el de hoy, lo que intento es transmitirles algo de lo aprendido de Victoria Ocampo. Todos tenemos mundos internos fascinantes por descubrir, estos mundos cuando los sacamos a la luz, nos aportan mayor confianza, tolerancia, sana curiosidad y franca flexibilidad de criterios. A partir de ahí, nuestra imaginación vuela y nuestra creatividad se transforma en una herramienta cotidiana que le quita monotonía y automaticidad a la vida”, expresó Dolores Bengolea en alusión a las enseñanzas de la escritora.

Luego manifestó su deseo y volvió sobre el pensamiento de Victoria Ocampo augurando que las enseñanzas de la conferencia enriquezcan a la comunidad: “Como decía Victoria Ocampo, el amor y la cultura aumentan con el reparto, cuando más se dan, más se tienen”.


Balance, agradecimientos, objetivos y afectos


“Desde que empecé con el Proyecto Victoria Ocampo, el Museo me abrió sus puertas y me acompañó en todas sus incursiones culturales, porque Silvia Iturrióz es una aventurera. A la CSyOP y a Cristian Francisco, el mayor de mis reconocimientos”, manifestó Bengolea en su discurso.

También brindó agradecimientos a las personas que colaboran con el cuidado de la Casa Puan, lugar donde se desarrolla su proyecto: “Pienso en la “Negra” Fregeneda y especialmente, en “Pirucha” y Oscar Rimaudo que velan por la residencia. Sin la desinteresada colaboración de ellos mi tarea sería imposible”.

“Le pedí al arquitecto Grementieri que me ayudara a empezar en esta empresa de despertar ideas y sacudir ánimos”, relató al tiempo que destacó la clarividencia del profesional sobre temas patrimoniales.

“Fabio es inteligente y sensible. Es un erudito combativo y un revolucionario enamorado. Esta sucesión de epítetos pueden ser contradictorias pero en Fabio, conviven con total naturalidad. Conviven y aprenden porque estimulan el aprendizaje y el crecimiento”, caracterizó.

“Cuando se habla de un arquitecto se espera encontrar a alguien que sabe de diseño, estilos, proporciones, volúmenes y combinación de materiales. Aunque hoy les sugiero que presten atención a su manera de decir. Fabio es un mago de la palabra”, agregó.

Por último y antes de la disertación del arquitecto, Bengolea recordó el objetivo del evento: “Conocer valorar y descubrir son las tres condiciones básicas para meterse con un bien al que se le atribuye cualidades patrimoniales sin cometer errores irreparables.”



La preservación del patrimonio


El arquitecto Fabio Grementieri situó al auditorio en la evolución histórica de la idea de preservar el patrimonio de un lugar. “En el siglo XX primó la nueva arquitectura ante las construcciones de periodos anteriores. La nueva arquitectura era la que podía solucionar los problemas de la sociedad. Para mí, al contrario de este concepto, trabajar con el patrimonio es un desafío creativo mayor en muchos casos que hacer una obra nueva en un espacio vacío”, relató.

“El patrimonio cultural inmueble es esa parte del patrimonio que no es el de las obras de arte, archivos o libros. Es aquel que está adherido a la tierra, distinto al patrimonio cultural mueble y al natural”, conceptualizó el profesional.

“En el medio tenemos otra categoría: los paisajes culturales. Estos tienen que ver con territorios más amplios e incluyen las modificaciones de la naturaleza en gran escala y que han sido producidas por el hombre. Aquí tenemos un "mar de pampas" que se convirtieron en un paisaje cultural. Los árboles, el tendido de ferrocarril, las rutas y las poblaciones hicieron que a través del tiempo se transformaran en uno de los patrimonios más grandes del mundo”, en alusión a la llanura.

Para Grementieri el patrimonio cultural inmueble incluye instalaciones relacionadas con el transporte, la minería y la industria entre otras tantas.


Historia congelada


“La arquitectura para mi también es historia congelada en el espacio, porque nosotros al ingresar a un edificio, recorrerlo y rodearlo nos ponemos en contacto con muchas expresiones que han sido registradas allí. La forma de construir, la manera de iluminar el espacio, los materiales y las formas que a veces son simbólicas pueden tener origen en creencias. Tal es así, el caso de los cultos religiosos o la por ejemplo. La organización social de un pueblo a través de su sabiduría”, enseñó Grementieri.

También hizo hincapié sobre las impresiones que puede provocar el contacto personal con los bienes culturales: “El patrimonio nos da los mensajes en vivo y directo y no en forma virtual, por eso creo que hay que hacer grandes esfuerzos para impedir que se pierdan todas las sensaciones que nos transmiten”.

“El patrimonio debe ser valorado en sus diversas manifestaciones o transformaciones. En Argentina, durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX se concentró la mayor cantidad, extensión y calidad del patrimonio. En comparación con otros países latinoamericanos, es de una complejidad y calidad mayor. Estas características exigen que aumenten los esfuerzos para preservarlo. Fue la etapa donde se crearon los 45.000 km de redes ferroviarias y las obras de infraestructura que propiciaron el transporte y la exportación de la producción argentina.


La plazoleta San Martín


“Muchas veces nos encontramos con pequeños enclaves en ciudades más chicas que a lo mejor han perdido esa uniformidad. En algunas de las fotos antiguas veíamos distintas ciudades o pueblos con una cierta armonía en las construcciones y con edificaciones únicas. Esos patrimonios deben ser detectados y preservados con urgencia”, alertó el arquitecto.

“Aquí en Puan, el conjunto de la Plazoleta San Martín era el lugar donde concluía la Avenida del mismo nombre. Todos estos bulevares de origen europeo, más allá de las modificaciones que pudieran sufrir las manzanas linderas, le otorgan carácter, identidad y bienestar ambiental a estas ciudades. Es necesario identificar preservar y tenerlos como referentes para hacer nuevas intervenciones en el casco urbano”, puntualizó.


La Plazoleta desierta, sin los árboles que le daban vida.


Luego Grementieri recordó el espacio verde cuando el año pasado visitó nuestra localidad. “Yo estuve aquí en enero del año pasado y ahí, al final de la avenida San Martín había una pequeña plaza que, si bien no era de los años 1900-1920, daba el remate a la avenida junto a las vías del ferrocarril. Ayer cuando llegué me encontré con un lugar completamente talado. Los árboles constituían un aporte a las perspectivas que diseñan la localidad”, detalló.

Por último, el profesional pidió que se valore cada sitio en particular. “Hay que evaluar el patrimonio de cada comunidad porque puede tener características únicas. Se debe ir más allá del objeto y del entorno inmediato para valorarlo.


Conclusión


Finalmente, Dolores Bengolea dejó un mensaje a los asistentes: “Las cosas cuando son aisladas y desmebradas, pierden todo el valor porque pierden su sentido. Es necesario verlas en su entorno. Como decía Victoria Ocampo, el valor no esta dado por la belleza y la espectacularidad, está dado por lo que en verdad es y nos aporta a cada uno de nosotros. Los árboles de la plazoleta San Martín en otro lado no tendrían valor. El valor lo dieron sus cuarenta años de historia y ahora se perdieron para siempre. No debemos intervenir sobre el patrimonio sin antes conocerlo y valorarlo.”

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