Tres palabras
En pocos días y de distintas personas que se suponen de ideologías diferentes, me dijeron la misma frase: “No es representativo”. Todos se referían con la mismos vocablos a distintas personas que por distintos motivos opinaron sobre distintos temas.
Algunos de ellos eran políticos, otros, simples trabajadores que, desde distintos sectores y funciones, conforman nuestra sociedad.
A raíz de estos comentarios un tanto desafortunados me pregunté entonces, ¿Quiénes deberían ser representativos? ¿Los que piensan igual a esos que acusan a otros de no ser representativos? ¿Los gobiernos que se jactan de su representatividad y con ella, hacen y deshacen a su antojo?
“No es representativo”. Frase discriminatoria y destructiva que tuerce el poder de la palabra y elige a quien debe decirla. Curiosamente, en el diccionario, continua a la palabra “representativo”, está la palabra “represión”.