Jorge Pulido: Vivencias de un nómade

Entrevistas 30/03/2011 . Hora: 17:48 . Lecturas: 5
Jorge Pulido: Vivencias de un nómade
Jorge Pulido: Vivencias de un nómade
Hace 22 años que viaja por el mundo. Hoy se encuentra recorriendo su país, Argentina, y entre tantos destinos que surgen al andar, eligió detenerse por unas horas en Puan. Todas las Voces dialogó con él sobre sus experiencias, su filosofía de vida y sobre el verdadero sentido de viajar. No es la primera vez que un viajero del mundo llega a Puan, pero sin lugar a dudas, cada uno trae en sus valijas experiencias diversas y una filosofía de vida en común: vivir más allá de una frontera. Este es el caso de Jorge Pulido, un argentino nacido en Junín pero que desde hace 22 años decidió recorrer otras ciudades, otros países, otros continentes. “La idea surgió en el año 1983, mientras veía el programa Historia de la Argentina Secreta, en esa época cursaba quinto año de la secundaria. A partir de allí, mi sueño fue hacer lo que hacían aquellos dos periodistas que recorrían el país. Después, empecé a estudiar Educación Física, pero con la cabeza puesta en esto,” cuenta Jorge. Una vez finalizados los estudios, decide iniciar su aventura recorriendo primero el norte de Argentina, para luego comenzar a transitar países limítrofes como Bolivia, Chile, Perú y Brasil. Más tarde, ya del otro lado del Océano Atlántico, el destino lo lleva a países de Europa, Asia y África. Si bien se define como un nómade, cuatro meses del año trabaja en una colonia para personas con discapacidades en Florencia, Italia. El resto del año, su vida está dedicada a los viajes. “Antes trabajé de noche como portero, ayudante de cocina y lavaplatos. El trabajo no es lo importante en mi vida, lo importante es viajar, nunca apunté a desarrollarme en temas profesionales. Lo hago para poder pagar los viajes,” explica. “Es primordial lo que fui aprendiendo en los primeros viajes, después esto se fue transformando en una forma de vida. Hoy estoy convencido de que hay que volver a ser nómade, la historia del ser humano se originó así y hay que volver a eso,” agrega. Para Jorge, el ser trotamundos, es mucho más que pasar por un lugar, hay que buscarle un sentido a ese andar. “Si yo hubiera querido dar la vuelta al mundo por el sólo hecho de contar que estuve en todos los países del globo, lo podría haber hecho. Conté con la disposición de tiempo y dinero para haber dado dos o tres vueltas alrededor del mundo, pero la idea era entender lo que pasó en cada país que recorrí. De esta manera uno adquiere un bagaje cultural mucho más profundo,” sostuvo. En cuanto a los vehículos utilizados en estos años, explicó que no siempre estuvo acompañado por la camioneta Toyota 4x4. “Esto es transitorio, antes anduve en un Fiat 128 y la mayoría de las veces a pie y en transporte público,” dijo. No todo está en los libros “Podríamos hablar de historia, incluso yo llevo varios libros para leer, pero hay cosas que no se encuentran en los libros. Todo esto me llevó a una vida más simple, con todo lo que pasa en el mundo y lo mal que vive la gente tanto en los pueblos como en las ciudades: en unos porque no hay actividades y en otros por el stress,” describió. Cuando trabaja- dice Jorge Pulido- siente el deseo de salir y cuando está por finalizar sus recorridos, le invade un sentimiento de tristeza. “Hace unos años me llegó el libro “En la Patagonia” de Bruce Chadwin, sobre sus viajes por el sur, quizás poco conocido en Argentina pero en Europa es un Best Seller. Acá en el país no hay una gran tradición de viajes, la gente no viaja. Hay gente que sale de vacaciones, pero viajar es diferente, lleva más tiempo” comparó. ¿Hay lugares ideales? Consultado por si hay un lugar ideal que cuente con el equilibrio justo para vivir, respondió: “Estuve en millones de lugares, en paraísos… pero dejan de serlo al momento que vos echas raíces. Es un paraíso mientras vos estás de paso. Europeos que han ido a África, Filipinas, a miles de lugares exóticos y alucinantes, han tenido que cambiar la visión. Un chico de Italia que puso una panadería en Senegal, al principio era un lugar paradisíaco, pero después se transformó en un infierno. Cuando inauguró la empresa comenzaron los problemas burocráticos.” “Me llama la atención el modo de ver la vida de la gente, se encuentran adentro de una gran ensalada. Toda la vida sedentaria llevó a que las personas estén enfermas. Yo le llamo enfermo inclusive al que sale a caminar todos los días de acá hasta la ruta, eso se ve en los pueblos. Aquel que tiene vicios, es por consecuencia de la vida sedentaria. Los aborígenes nuestros se hicieron adictos al alcohol cuando los obligaron a dejar de ser nómades. Yo no tomo pastillas, no tomo nada. Pienso que no hay que sumar años a la vida, pero sí vida a los años. Ahora se vive más años con medicamentos y con una calidad inferior,” asegura con énfasis. Sobre si le gustaría volver a visitar un lugar, dijo que prefiere iniciar nuevos rumbos. “Cuando sos un viajero, el lugar en sí no te llama la atención. Yo llevo 100.000 km en la Patagonia desde el año 2006. Le dedico 7 meses por año y 20.000 km, nunca estuve en el Glaciar Perito Moreno habiendo estado en el Calafate, porque estuve en otros lugares que no son tan conocidos. Lo que te pasa en el camino es lo más lindo: una rueda que pinché en el medio de la nada, hablar con la persona que te auxilia o con algún paisano del pueblo,” contó. Hurgando en personajes de la historia La lectura es otra de sus pasiones y más aún, el hurgar por sitios donde algunos personajes históricos dejaron huellas. “Me la paso leyendo. Cuando leí la historia de los caudillos Chacho Peñaloza, Facundo Quiroga y Felipe Varela, seguí sus huellas e hice un viaje maravilloso a un pueblo que se llama Atiles, en el sur de La Rioja. Allí había un rancho réplica de la casa de Rosario V. Peñaloza, y sale un paisano de un rancho de atrás, con aspecto europeo y charlamos. Nos quedamos charlando una semana, era sobrino nieto de Silvina y Victoria Ocampo. Tenía muchas historias para contar, era un libro abierto. Había sido íntimo amigo de Víctor Martínez, vice presidente de Raúl Alfonsín. Estas son las cosas que importan, el resto pasa a segundo plano, sino el viaje se aparta de lo que tiene que ser porque la finalidad no es acumular sellos en un pasaporte,” concluye.
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