A casi 30 años del conflicto de Malvinas: cuando el amor es más fuerte que el horror de la guerra

PUAN 17/01/2012 . Hora: 22:12 . Lecturas: 1

[caption id="attachment_12220" align="aligncenter" width="502" caption="Velasco (izquierda) recibió a Wilkinson (derecha) en su casa en la localidad cordobesa de Villa de Las Rosas."][/caption] En mayo de 1982, el inglés Neil Wilkinson derribó el avión de Mariano Velasco. El artillero británico atravesó una profunda crisis psicológica a raíz del trauma de postguerra, pensando que había matado el piloto argentino. Pero luego de muchos años se enteró que quien fuera su circunstancial enemigo había sobrevivido. A partir de ese momento, Wilkinson no paró hasta conocerlo. Cómo fue el emotivo encuentro del inglés con el argentino.

Neil Wilkinson vino a conocer a Mariano Velasco, cuyo avión derribó en 1982. El argentino afirmó "fuimos ratones de la circunstancia". "Fue notable lo contento que se puso cuando se enteró que yo estaba vivo", añadió. Reconocer las historias de heroicidad, fraternidad o lealtad es algo que se presenta, en ocasiones, hasta como un dilema moral. Alemania, por ejemplo, tardó más de 60 años en animarse a ondear nuevamente su bandera. Pero la amistad, pudo más que el dolor, la vergüenza, la culpa y tantos otros valores discutibles. Esta semana, el veterano británico de Malvinas Neil Wilkinson se reencontró en la provincia de Córdoba con quien creía muerto luego haberle disparado desde su cañón: el entonces primer teniente y piloto Mariano Velasco.

En Córdoba

Velasco recibió a Wilkinson en su casa de Villa de Las Rosas, localidad situada en el departamento cordobés de San Javier. Esta vez, la mirada, las palabras y el abrazo demandaron más tiempo que el fugaz cruce de artillería que ambos protagonizaron el 27 de mayo de 1982 en la Guerra de las Malvinas. El comodoro Mariano Velasco, ya retirado, pilotó durante el enfrentamiento un cazabombardero Douglas A-4B Skyhawk, con el que participó del hundimiento del buque destructor británico HMS Coventry (D118). Fue considerada una de las batallas aeronavales más importantes desde la Segunda Guerra Mundial. Dos días después, al intentar evitar el desembarco inglés al Estrecho de San Carlos, el avión de Velasco fue alcanzado y derribado por el duro fuego disparado desde el cañón antiaéreo Bofors ejecutado por Neil Wilkinson, de 22 años. "Pensé que estaba muerto, no existe modo alguno de que alguien salga vivo de ese avión", declaró el soldado inglés a la cadena BBC.

Amigo

Ahora, a semanas de cumplirse 30 años de la guerra, Perfil.com habló con Velasco sobre su impresión del encuentro con el ex combatiente británico -que ya lo considera su "amigo"- y sobre cómo recuerda su caída en las áridas tierras malvinenses. "Con Wilkinson ya habíamos entablado cierto contacto por email. Pero nunca nos habíamos visto personalmente, hasta ahora. Muchos suelen tener un equivocado concepto de la guerra, me refiero a que se la menciona en términos no adecuados. Contra todo esto, Neil entendió que estaba cumpliendo con su deber, fue valiente y así pudimos conocernos y entablar un diálogo", explicó. Luego de un silencio, reflexionó: "El tenía una imagen grabada en su mente muy dura de aquellos días. Fue notable lo contento que se puso cuando se enteró que yo estaba vivo, tras haberme eyectado del avión. Él no había terminado de completar esa historia". Ante la pregunta sobre cómo sobrevivió, Velasco, quien entonces tenía 33 años, relató que se eyectó en la isla Gran Malvina, luego de cruzar el canal de San Carlos. Al caer en tierra, se lesionó el pie izquierdo. "Con el tobillo esguinzado caminé 60 kilómetros durante casi dos días. El viento, el frío intenso y el cansancio no ayudaban. Tenía que caminar en forma programada, sin poder dormir mucho debido a las bajas temperaturas. Sólo me alimenté con unos caramelos energéticos y con agua, que era lo principal para sobrevivir, hasta que finalmente encontré un refugio abandonado por los isleños en el que viví hasta el 1 de junio. Luego de que me encontraran allí, me llevaron a Puerto Howard, donde estuve un tiempo más hasta que me llevaron al buque-hospital". En la actualidad, el paisaje que observa a diario Velasco son las sierras cordobesas, al límite con la provincia de San Luis. Además de mantener su casa y jardín, realiza tareas de mantenimiento de informática. Y afirma no haber sufrido de trastorno por estrés postraumático como si le ocurrió a su par británico. "No sufrí traumas de posguerra, aunque sí fui testigo de momentos difíciles. El haber estado en situaciones límite de supervivencia, haber estado en contacto con el riesgo límite, haber perdido compañeros, fue complicado", aceptó. "Son otros tiempos. La amistad con Wilkinson es una cuestión posible. Uno tiene que dejar de lado cuestiones políticas. Esto es algo humano. Uno va madurando con el paso del tiempo. Ambos tuvimos actitudes positivas. En aquél momento fuimos ratones de la circunstancia. Hay que dejar de lado lo profesional, y entonces sí se puede llegar a ser amigos", reveló el comodoro a este medio.

Desmalvinización

Velasco, quien no volvió nunca al archipiélago desde el enfrentamiento bélico, dijo que no espera ser tratado como héroe ni espera mayor crédito por el Estado. "Mucho creyeron en la desmalvinización. Tal vez se mal entendió la decisión de participar en la guerra. El debate era si la guerra era una solución, si la diplomacia fue correcta. Pero todos entendíamos que la soberanía era ineludible e indiscutible. Un problema fue que nunca seguimos una línea coherente diplomáticamente. Es verdad, sin embargo, que en ocasiones fuimos más reconocidos por extranjeros que por los propios argentinos, quienes incluso hablaron mal de personas que dieron su vida por el país, por la Patria". Y sentenció: "Es que los argentinos tendemos a hablar de las cosas sin conocerlas o haberlas manejado. El que hizo las cosas con debido conocimiento, debe tener la conciencia tranquila. El que cumplió su deber, no anda buscando que lo califiquen como héroe, se siente tranquilo con el deber cumplido". Por último, admitió que el encuentro con Wilkinson le "sirvió muchísimo como para cerrar un círculo propio". "Ellos tienen un gran respeto por la visión y valentía argentina, como quizá no la tiene nuestro pueblo, y esto está en los libros escritos por ellos".

Fuente: Perfil.com

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