Para proteger glaciares, Greenpeace fundó un nuevo país
(Por Daniela Bianco) A simple vista, un chiste. La joda perfecta que Mr. Greenpeace le haría a su mejor amigo un Día de los Inocentes en el universo ecologista. Pero no. Es en serio: la ONG que se jacta de defender al mundo de las grandes corporaciones y enemigos de la naturaleza fundó un país bajo el nombre de República Glaciar. Con una extensión de 23.000 km2, esta nueva patria busca proteger y conservar los 3.100 glaciares que el gobierno de Chile desconoce como bien público. Todo comenzó el 5 de marzo de 2014 en las páginas del prestigioso periódico The New York Times. Allí, un aviso anunciaba a viva voz: "Los glaciares no son del Estado ni de los chilenos; los glaciares no son de nadie". Estas fueron las palabras inaugurales para declarar el nacimiento de esta nueva nación. La ausencia de los glaciares en la Constitución y en el Código de Aguas, documento que define las distintas formas de agua que existen, cómo debe ser su utilización, a quiénes les pertenecen y si son de uso público o privado; y una ley de glaciares bloqueada por intereses mineros llevaron a que Greenpeace tomara cartas en el asunto. Matías Asún (@matiasasun), director de la ONG en Chile, explica esta acción: "Si bien Chile posee el 82% de los glaciares de Latinoamérica, estos, como reserva de agua en estado sólido, no aparecen en la legislación. Los glaciares no existen. Por eso decidimos llevar adelante esta campaña, para protegerlos. Para hacer explícito el vergonzoso vacío legal que hay sobre las reservas estratégicas de agua". Este limbo en la ley permite que distintas empresas mineras operen indiscriminadamente, destruyendo estos ecosistemas y provocando un daño irreversible. Ese fue el caso del proyecto Pascua Lama, de la empresa canadiense Barrick Gold, que según detalló la Golder Associates, entre el período de 1981 al 2000 destruyó el 62% del glaciar Toro 1 y el 71% del Toro 2. Hoy el peligro reside en un nuevo proyecto, el de expansión minera Andina 244 de la chilena Codelco. Este contempla la destrucción de 5.000 hectáreas de glaciares, área destinada a utilizarlos como basurero de residuos.
Agua para mañana
Nuevos ciudadanos Algunos de los flamantes ciudadanos con los que ya cuenta el país ambientalista son el poeta Nicanor Parra, que este año cumple los 100, y la escritora Isabel Allende. Lo sorprendente de la convocatoria fue que superó los 90.000 ciudadanos en menos de un mes, así como también rompió el récord de ser la nación con mayor explosión demográfica en la historia, pasando de tener siete habitantes en un día a tener 20.000 dos días después. Eso sí, habitarlo, por el momento, no es posible. "Los activistas que accedieron tuvieron un proceso de entrenamiento bastante duro y cuentan con un equipo técnico de avanzada. Tuvieron también un chequeo continuo en cuanto a salud. El clima se vuelve duro. Por eso habitarlo no es posible sin las precauciones necesarias. Nuestras fronteras están abiertas a quien quiera visitarlos, pero el territorio de los glaciares es sagrado". La representación de los glaciarenses se ejerce desde las cuarenta embajadas que se abrieron en los distintos países donde Greenpeace tiene oficinas, por lo que se manejan con embajadores, además de contar con una asamblea de consejeros técnicos en el país hermano, Chile. El 13 de marzo pasado, una misión diplomática se presentó en El Palacio de La Moneda, sede presidencial, donde ofrecieron sus credenciales diplomáticas a Michelle Bachelet, para recordarle la necesidad de un marco jurídico. "Lo que estamos pidiendo es la protección de un patrimonio ambiental que es de todo el mundo -afirma el director de Greenpeace-. Cuando el gobierno se comprometa a una ley de glaciares, disolvemos la república y los devolvemos, porque entendemos que están en el espíritu de Chile. Hoy los proyectos ambientales permiten la destrucción de glaciares. Equivaldría a devolverle un hijo a un padre abusador, y eso no es posible".
Fuente: Revista Brando