Ni una menos: “Estamos aquí para hacer visible este flagelo"
Este año, las organizaciones a nivel nacional sumaron el lema “Vivas nos queremos” por las que no pudieron gritar, por las que no pudieron salvarse, por los hijos que el femicidio deja sin madre. Puan adhirió por segundo año consecutivo a la movilización que se replicó en todo el país.
El viernes, la Plaza Adolfo Alsina fue el lugar de encuentro para una nueva marcha “Ni una menos” convocada desde la Biblioteca Bernardino Rivadavia.
“Al femicidio se llega muchas veces después de un largo camino, la mayoría de las veces esas mujeres han sido asesinadas por una persona de su entorno, y previamente han existido medidas de restricción o exclusión de hogar. Esto sucede porque hay una escalada de violencia que comienza con el insulto, la agresión verbal, la denotación de la persona, el aislamiento de otros vínculos familiares afectivos, el empujón, el golpe, y a veces la muerte. En algunas oportunidades la sociedad es cómplice por acción o por omisión. Se suele decir “los trapitos sucios se lavan en casa” o se estigmatiza a la mujer con preguntas tales como qué habrá hecho para que el hombre reaccione así o le debe gustar que le peguen y de esa manera se evade el compromiso para con la víctima,” señaló.
“Hoy estamos aquí para reclamarle al estado políticas públicas y asignación de recursos para esta causa, todavía no contamos con estadísticas oficiales ni con lugares de alojamiento que contengan a las víctimas de violencia de género y si no contamos con estadísticas públicas es imposible encontrar una solución porque lo que no se ve no existe,” remarcó Martínez. “Sabemos por una estadística del año 2014, que realizó la ONG La Casa del Encuentro, que en la Argentina muere aproximadamente una mujer cada 30 horas. Entre el año 2008 y 2014 hubo 1808 homicidios y 2196 niños perdieron a su madre, de ellos 1407 eran menores de 18 años. Durante el 2015, 286 mujeres fueron asesinadas por su condición de género en la Argentina y hoy los diarios nos decían que en la marcha ni una menos que entre el año pasado y esta murieron 275 mujeres más,” relató.
Cambio de paradigma
Aunque el tema que nos convoca es doloroso, es alentador saber que muchas mujeres no vamos a bajar los brazos en esta causa, y hombres tampoco. Estamos aquí para hacer visible este flagelo, para exigir soluciones a los poderes del Estado y para concientizar que debemos ser respetadas en todos y cada uno de nuestros derechos como mujeres,” concluyó Julieta Martínez.
Pájaros Prohibidos
"Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros.
Didaskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso por tener ideas ideológicas, recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen en la entrada a la cárcel.
El domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos, y el domingo pasa. Didashkó le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en la copa de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:
—¿Son naranjas? ¿qué frutas son?
La niña lo hace callar:
—Ssssshhhh.
Y en secreto le explica:
—Bobo, ¿no ves que son ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas".
Nuestras mochilas
Su mochila en su espalda, imagen que se repite en mí una y otra vez y que habla de tantas y tantas mujeres, esa mochila que nos dice tanto…porque allí va nuestro mundo de mujer, nuestros libros, nuestros aromas, nuestras cosas y también aquello que no se ve a simple vista …y la valentía de andar, la rebeldía, van las ganas de ser, el coraje de estar, van las ansias de saber y poder ser, de desplegar.
Nuestras mochilas, nuestras carteras, llevan lo necesario, lo que necesitamos, y a veces hay que vaciarlas de lo que ya no nos hace falta. Hoy lo que verdaderamente necesitamos es vaciar el miedo que se esconde, la emoción que no grita, el saber que se silencia y colmar nuestra mochila de justicia y de luz porque estamos de pie, para que hoy y por siempre la igualdad entre hombres y mujeres sea el más genuino acto de amor. Hoy estamos de pie en esta plaza por defender el deseo que estas mochilas estén cargadas de vida”.
Más voces
Desde la Biblioteca, la docente Graciela Cepeda se sumó a las reflexiones anteriores pidiendo justicia y que desde el Estado, se apunte a la capacitación de quienes debe atender a víctimas de violencia de género. Por otra parte, una de las jóvenes presentes, bregó por el derecho de la mujer de decidir sobre su cuerpo, recordando a Belén, tucumana de 27 años, presa y sentenciada a ocho años de cárcel tras sufrir un aborto espontáneo en 2014. Distintas organizaciones a nivel nacional reclaman por su liberación en base "a las múltiples violencias e irregularidades de la investigación".
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