Lucía Martín: “El lugar donde nací me enseñó a respetar la naturaleza”

Entrevistas 16/04/2019 . Hora: 14:13 . Lecturas: 4

Nació y se crió en Azopardo. Después estudió Biología en la Universidad Nacional de la La Plata. Hoy forma parte del proyecto proteccionista del Macá Tobiano, un ave única en el mundo y que está en riesgo de extinción. Su trabajo transcurre en las altas mesetas de la provincia de Santa Cruz, en las inexploradas planicies de la Patagonia.  

“Seguimos los movimientos de la especie, trabajando fuertemente durante la época reproductiva para que las colonias sean exitosas y logren sobrevivir la mayor cantidad de pichones posible, monitoreándolos en los estuarios durante el invierno,” cuenta en la nota.

A raíz de esta experiencia, Lucía decide iniciar su Doctorado para profundizar sus estudios en la especie santacruceña y también en la del “Macá Plateado” que se ubica desde el centro del país hasta Tierra del Fuego, permitiéndole trabajar en las lagunas de Puan y alrededores.

-Contanos sobre tu trayectoria académica, en que escuelas y universidad estudiaste.

-A mi educación primaria la recibí en la Escuela Nº8 Juan Bautista Azopardo, lugar en el que nací y viví hasta los 17 años cuando me fui a estudiar a la Universidad. A la Secundaria la cursé en el Instituto María Susana de Puan y luego mis estudios de grado en biología, en la Universidad Nacional de La Plata.

-¿Cómo surge tu vocación por la Biología?

-Desde mi infancia muy temprana me gustan los animales y disfruto de estar en contacto con la naturaleza. Afortunadamente el pueblo en el que me crié, me permitió una relación cercana y respetuosa con el ambiente. A los 12 años supe que existía una carrera que estudiaba “lo vivo” y entendí que eso era lo que quería hacer, quería ser bióloga. Al principio me incliné hacia lo marino y luego me interesó la rama de la biología de la Conservación. Ahora trabajo en la conservación de una especie de ave acuática (podría decir que estuve cerca de lograr la relación perfecta entre una cosa y otra).

-¿Qué te impulsó a sumarte al equipo de voluntarios del Proyecto Macá Tobiano?

-En el año 2015 encontré que buscaban candidatos para hacer una pasantía en La Plata en el marco del Proyecto Macá Tobiano. Como me interesó la temática, me postulé y quedé seleccionada.

Durante el año que duró el trabajo pude interiorizarme acerca del Proyecto, las problemáticas de la especie y el lugar en donde se llevaba a cabo (mesetas de altura santacruceñas). La parte final de la pasantía consistía en un viaje a la Estación Biológica en Santa Cruz, en donde funciona la base logística del Proyecto.

En simultáneo, surgió la idea de realizar un doctorado para estudiar las especies de macaes: el Macá Tobiano, ave en peligro crítico de extinción que sólo habita en la provincia de Santa Cruz, y el Macá Plateado que se encuentra en nuestro país desde el centro hasta Tierra del Fuego. Ese plan me permitiría trabajar en las lagunas de Puan y alrededores con el Macá Plateado ¡lo que me entusiasmó muchísimo!

Así fue que mi primera temporada en la Patagonia fue más como técnica de campo que como voluntaria, aunque el trabajo es similar para unos y otros, todos hacemos todo.

-¿Cuál es la importancia del Macá Tobiano en el ambiente donde habita?

-El Macá Tobiano (Podiceps gallardoi) es un ave que se encuentra categorizado a nivel global como ‘críticamente amenazado’ es decir que sus poblaciones se encuentran en serio riesgo de extinción. El total calculado es de 800 individuos. Esa condición se agrava por ser endémico de la provincia de Santa Cruz (es Monumento Natural Provincial), esto quiere decir que es una especie que no se encuentra en otro lugar del mundo que no sea dicha provincia, de modo que si no continuamos trabajando en su conservación, el Macá podría desaparecer.

-¿Cómo es el trabajo que se realiza en Santa Cruz? Descríbinos el lugar y un día de trabajo.

-Se realiza todo el año pero en dos regiones diferentes: en las mesetas de altura del oeste y en los estuarios del este de la provincia. Desde octubre hasta fines de abril, el Macá Tobiano se encuentra en la región oeste, ya que utiliza las lagunas de altura (es decir, las de las mesetas) para reproducirse.

Con el frío del otoño, los cuerpos de agua se congelan y los adultos y pichones de macaes de la temporada, comienzan su migración hacia los estuarios de los ríos Gallegos, Coyle y Santa Cruz en donde permanecen hasta septiembre/octubre que emprenden su viaje de retorno a las mesetas.

Básicamente en el Proyecto Macá Tobiano seguimos estos movimientos de la especie, trabajando fuertemente durante la época reproductiva para que las colonias sean exitosas y logren sobrevivir la mayor cantidad de pichones posible y monitoreándolos en los estuarios durante el invierno.

Los días de trabajo, se ajustan a las horas de luz que tanto varían entre las estaciones estivales versus las invernales, e incluyen actividades mayoritariamente a campo aunque también tenemos bastante trabajo de gabinete, desde nuestras computadoras.

-¿Cuáles son las especies que depredan al Maca? ¿Hay manera de controlarlas? 

-Hay tres especies que confieren un riesgo para el Macá Tobiano. Dos de ellas fueron introducidas por el hombre: el visón Americano que depreda sobre huevos, pichones y adultos y la trucha Arcoíris que modifica las condiciones de las lagunas y compite directamente por el alimento con los macaes. La tercer especie problema, la gaviota cocinera, no es introducida pero sus poblaciones han aumentado drásticamente en los últimos años -por el acrecentamiento de los basurales a cielo abierto que funcionan como fuente de alimento y también depreda sobre huevos y pichones de macaes.

Para cada una de estas tres especies llevamos a cabo mecanismos de control diferentes. Con el visón, trabajamos evitando que accedan a las lagunas en donde se encuentran los macaes nidificando o criando, por medio de dispositivos de captura que se colocan en los ríos que corren desde las mesetas de altura hacia abajo. En el caso de las gaviotas, controlamos sólo a los ‘individuos problema’, es decir, aquellos que tratan activamente de depredar sobre los nidos o pichones. Y con la trucha, estamos trabajando para restaurar lagunas que fueron históricamente importantes para el Macá y que, desde que se introdujo el salmónido con fines deportivos, no volvieron a ser utilizadas por el Tobiano. La restauración consiste en la pesca de los peces con el uso de redes, actividad que realizamos en conjunto con pescadores locales.

Macá Tobiano (PH Bobby Wilcox)

-¿Qué avances ha habido en el cuidado de esta especie?

-Luego de 10 años de trabajo ininterrumpido, logramos que las poblaciones de Macá Tobiano se estabilicen. Puede parecer poco dicho de ese modo, pero el hecho de que sus poblaciones no sigan disminuyendo es realmente importante.

Cuando en 2009 se advirtió que las poblaciones estaban decayendo de manera alarmante, comenzaron los estudios para entender qué estaba sucediendo y cuáles eran las causas. Todo lo que sabemos hoy sobre la especie y sus amenazas, fue gracias a un enorme trabajo de muchos años y gente comprometida con la conservación. Los lugares por los que nos movemos (siempre siguiendo al Macá) son inhóspitos y de difícil acceso y el clima riguroso, por lo que logísticamente no es una especie sencilla para estudiar y cuidar. Sin embargo se ha logrado mucho y seguimos avanzando para lograr el objetivo de no perder a la especie.

-¿Nuestro país cuenta con legislaciones para prohibir la radicación de especies foráneas  y proteger las autóctonas? 

-No hay leyes para prohibir sino para regular la importación de especies exóticas que tienen marcos de regulaciones específicos cuando se trata de especies de uso comercial como el visón, los ciervos, o las truchas. También hay organismos que deben controlar las invasiones no intencionales (cargas de barcos, camiones, tráfico de fauna, etc.).

Son distintas disposiciones y regulaciones e incluso las autoridades de aplicación son diferentes. Una vez que la especie exótica se vuelve invasora y está en el territorio, hay otras leyes y regulaciones para su control. En ese sentido y de acuerdo a lo establecido por la Constitución en 1994, cada provincia maneja los recursos naturales de su territorio de forma autónoma, por lo que cada una tiene leyes particulares.

-¿Dentro del equipo de trabajo, hay voluntarios de otros países? ¿Cómo es la experiencia de compartir esta tarea junto a ellos?

-Antes del comienzo de cada temporada, se realiza una convocatoria para todo aquel que quiera participar como voluntario de este Proyecto. Afortunadamente año a año vamos superando el número de gente que se postula y cada vez lo hacen desde más países y lugares de Argentina. Hemos recibido voluntarios de España, Francia, Bélgica, Australia, Estados Unidos, Canadá, Chile, Colombia, Paraguay, entre otros. Cada uno viene con su bagaje cultural, creencias y costumbres que hacen muy enriquecedora la experiencia tanto para ellos como para nosotros.

-¿Qué otras problemáticas relacionadas a tu área te interesan?

-Me interesa la conservación como rama en general, quizás más focalizada en las aves. Por el momento me encuentro abocada a este proyecto al mismo tiempo que desarrollo mis estudios para mi tesis doctoral.

A futuro pienso continuar trabajando en la misma temática con otras especies y tal vez en otra zona, una idea que me tienta es poder trabajar más en la zona de Puan que me resulta muy rica, diversa y en la que encuentro mucho por aprender, pero fundamentalmente que me hace sentir en casa.