Marcos Kappes, una mirada de la realidad que se hizo viral

Entrevistas 12/08/2021 . Hora: 09:41 . Lecturas: 69

“No sé si a alguno de ustedes les pasa. Tienen cosas para transmitir y se quedan pensando cómo hacerlo. A veces, me pregunto si ese pensar demasiado en cómo hacer las cosas no tiene que ver con que nos han inculcado miedo a vivir. Muchas personas están preocupadas, tienen un montón de miedo y esperan a que les llegue la segunda dosis, pero cuando la tengan tampoco van a vivir, porque ya les inculcaron el miedo a la vida.  Hasta hace poco, de acuerdo a tu nivel espiritual, lo que te podía llegar a tomar era el miedo a la muerte, pero no el miedo a vivir. Hoy se ha inculcado como virtud el miedo a vivir”.

Así comienza Marcos Kappes una de sus últimas editoriales radiales. Lo hace en un tono intimista, como si cada oyente estuviera frente a él en una charla de café. Sus intervenciones de cada mañana en el programa Radio Show que conduce en Fresh Radio 101.5 de Esperanza, Provincia de Santa Fe se viralizan en redes sociales con cientos de comentarios y reacciones. Se ha hecho conocido en Argentina y también en el exterior como una voz distinta a la planteada por el discurso oficial de los grandes medios de comunicación, sobre todo en cuanto al abordaje de la pandemia.

Apelando a frases y citas, algunas de la Biblia, se mueve muy seguro en el terreno espiritual, acercando a sus seguidores, también el pensamiento de reconocidos escritores de esa tendencia. 

En tiempos de verdades únicas y posverdades, este diario digital dialogó con Marcos a fin de exponer algunas de líneas de su pensamiento que interpela lo políticamente correcto y dice lo suyo sobre las emergencias políticas, económicas y sanitarias que nos viene golpeando desde hace ya más de un año y medio.

-¿Cómo estás viviendo este momento en el que trascendiste las fronteras de tu ciudad?

Esto que nos está pasando es como un milagro. Hoy, mientras estábamos haciendo radio, había gente que nos escribía escuchándonos desde España,  Córdoba, Entre Ríos, y la verdad nos cuesta entender lo que está pasando. A veces, me pregunto qué tan interesante es lo que digo para tener tanta repercusión. Es como que lo estoy intentando descubrir y empiezo a tener respuestas. Es un momento muy especial y muy lindo.

-Por ahí es la claridad, el saber decir con las palabras justas

A veces, se ve que en la calle hay un montón de seres humanos que quieren expresar su sentido común y se les complica hacerlo, y por ahí, quizás, encuentran en mí la posibilidad de verse reflejados.

Porque en realidad lo que uno dice, no lo dice desde el conocimiento, lo dice desde el punto de vista de una persona que vive la vida. Es analizar las cosas que pasan. Me da la sensación de que mucha gente no ve lo que pasa. Es como que se lo están contando. Hay una especie de confusión.

-¿Te ves con posibilidades de llegar a algún medio de alcance nacional o has recibido alguna propuesta en ese sentido?

En cuanto a propuestas de medios nacionales no he recibido ninguna, y la verdad  dudo que la pueda llegar a tener. No porque no me tenga fe, siempre me ha encantado esa posibilidad, pero quizás hay formas y formas, y a veces hay cosas que uno tendría que dejar de hacer para llegar a ciertos lugares. Y no sé si estoy en esa posición, prefiero ser congruente conmigo mismo en lugar de cambiar.

-Te has parado en un lugar nada fácil para un comunicador, sobre todo en estos tiempos, donde en los grandes medios de comunicación ves desfilar a profesionales médicos y especialistas en todo, hablando con un discurso unificado y oficial. Tu mirada distinta de la realidad debe despertar reacciones positivas y también de las otras.

Al principio, tenía más reacciones negativas que las que hoy estamos teniendo, porque personalmente me encargué de dejar de lado a la gente que, en lugar de debatir una idea, un criterio o un pensamiento, directamente pasa al insulto.

 La gente que insulta, no es gente que esté aportando a la mejora o enriquecimiento de las ideas. Cuando el insulto es eliminado o directamente no es respondido con el mismo nivel; es decir el insulto con otro insulto, respondo con amor o directamente les agradezco el insulto. Ahí es cuando dejan de existir.

Eso dio como consecuencia que hoy la mayoría de los comentarios sean bondadosos Aunque, alguna que otra denuncia hemos recibido, pero al menos, hasta ahora no ha prosperado.

-Hablanos un poco de tu trayectoria

Arranqué por el año 1995, con unos amigos, en aquel momento hacer radio te daba un poco de “chapa”. Y lo hacíamos para tener llegada, éramos adolescentes metiéndonos en un mundillo en búsqueda de fama. Empezamos en una radio muy importante de la ciudad, con un programa de bastante mala calidad y después fuimos creciendo. Cada uno siguió con la suya y yo me fui metiendo en el mercado de la música. Fui Dee Jay muchos años. Cuando dejé de hacer radio durante algunos años de mi vida, después volví como operador. Me conecté nuevamente con el mundo radiofónico, ahora hace unos seis años que estoy conduciendo un programa radial de manera continua. Tiempo atrás, íbamos de tarde y desde tres años a la fecha estamos de mañana.

-¿Cómo está tu ciudad? Su situación no debe diferenciarse mucho de muchas del resto del país, afectadas por las sucesivas crisis económicas, sumadas ahora a la que ha dejado la cuarentena por la crisis sanitaria.

A mí no me consta que la crisis haya sido sanitaria, la crisis fue y es política. La consecuencia de lo que vivió la gente no fue por el virus. Se paró la economía, se tomaron medidas incongruentes.

El que puso preso a quienes se entrenaban para los Juegos Olímpicos, el que hizo desaparecer a cuarenta personas, ese no fue el virus. Acá hubo una decisión política.

En cuanto a mi ciudad, es un poco especial, porque hay muchas partes de Argentina que tienen como una microeconomía, y si bien Esperanza sufrió muchísimo todo esto con restaurantes y otros negocios cerrados, más o menos, cuando no hay ningún estorbo, arranca solita. Es como el país. Entonces, ahora que estamos en una etapa de más libertad, acá enseguida el gringo se pone a trabajar y arranca de nuevo.

-En cuanto al futuro ¿Qué expectativas tenés, sabiendo que estamos en un año de elecciones, como se palpita todo esto por allá?

Hay un descontento tremendo con el manejo político, creo que está a nivel país. Yo no se si el argentino está maduro para elegir de manera inteligente a sus dirigentes o a sus representantes. Pero sí creo que este año ha sido muy especial, muchos se dieron cuenta de lo que es el Estado. Las personas entraron en conciencia, de que este año sostuvieron al Estado, y el Estado lo único que hizo fue meter trabas.

Me parece que esto, de a poco, va a ir cambiando un poco el paradigma. Yo nunca vi políticos tan complicados para hacer campaña, partidos políticos buscando gente, porque nadie se quiere comprometer. Está habiendo un cambio, creo que el panorama electoral va a ser interesante, me gustaría revisarlo una vez que pase, pero creo que a los oficialismos no les va a ir nada bien.

-Es muy interesante tu visión sobre la grieta

Las grieta, como la palabra lo dice, son dos partes. Creo que hay una ingeniería social para dividir al mundo, y en nuestro caso a los argentinos. De los dirigentes políticos que nos han tocado a nivel nacional, muchos trabajan para dividirnos con un montón de excusas: Campo o Gobierno; Obrero o Patrón; Populismo o Anti populismo, guerras entre sindicatos. Las divisiones más mundiales pueden ser hombre o mujer; blancos o negros; pro vacuna o anti vacuna.

En esa grieta, cada uno va tomando una postura, y a veces, cuando se alimenta demasiado, nos volvemos muy radicales, entonces, tanto el que está en una punta como el que está en la otra, son exactamente lo mismo, porque no coinciden en nada y eso impide que tengamos un diálogo. Cuando lo que hay que hacer es acercar posiciones.

- En tu caso  entrevistaste a gente que piensa de otra manera… ¿Notás que hace falta un debate en el tema pandemia?

Es que parte de la ingeniería social tiene que ver con que las grietas sean tan marcadas que no dejen a ambas partes nada en común. Si no hay nada en común, es mucho más difícil que se concrete un diálogo. Entonces, qué hacen los ciudadanos consientes…. buscan a ambas partes y sacan sus propias conclusiones.

Yo no veo cercana la posibilidad de un debate sanitario en Argentina. No existe esa posibilidad porque está claro que a una de las partes no le conviene, pero ese mensaje de no debatir es el mismo mensaje que políticamente se derrama a la sociedad, le está indicando lo mismo, a los fanáticos de un costado para que no hablen con el otro. Y eso es lo que nosotros, como medios de comunicación tenemos que romper.

-Hay una tendencia preocupante desde algunos estados provinciales en su intento por hacer la inoculación obligatoria, a riesgo de, si te negás, pierdas derechos, algunos constitucionales.  

Yo creo que están jugando con nuestro cansancio., nuestra  frustración y nuestro ánimo. Los casos de gente que yo conozco, apretada por un empleador o algo por el estilo y han actuado plantándose, con la Constitución en mano o en algunos casos solicitando ayuda jurídica, todos han terminado bien. El empleador dejó de molestar.

Me parece que están jugando con nuestra tibieza, la dirigencia política sabe que el argentino, hasta que se compromete o se defiende demora bastante, porque está acostumbrado a remarla. Y están jugando con eso.

Entonces, cuando ves a Gerardo Morales, anunciar la locura que anunció en Jujuy, ya tenés un millón de personas que se anotaron para inocularse, es porque saben que ante un apriete habrá muchos que van a ceder. Al mismo tiempo, se genera la resistencia con la gente que dice que no.

Hay muchas cosas que se pueden hacer y aquel que se defiende bien no tiene problemas. Hay que empoderar a las personas para que aprendan a defenderse. Se acabó la era en la que siempre va a haber uno que te va a ayudar. Ya no alcanzan las personas buenas para ayudar, tenemos que aprender nosotros a defendernos.

-Te debe pasar, tanto a través de mensajes o en la calle, cuando caminás por tu ciudad, no deben faltar los que te preguntan ¿Me vacuno, no me vacuno? ¿Cómo te parás ante eso?

Me pasa todo el tiempo, no son muchos los que dudan, sino más bien están los que temen porque les hacen insinuaciones en el trabajo, en la familia, en la función pública. Yo conozco gente que, simplemente, después de haberles acercado datos, muchos de ellos oficiales de Argentina y el mundo, cambiaron total y radicalmente la decisión.

Esto me da a pensar  que muchas personas directamente no reciben la información. Preguntas de ese tipo hay todo el tiempo.

Yo respeto todas las decisiones, no veo como enemigos o personas irracionales a quienes deciden ser parte de una vacuna experimental.

A mí me gustaría que las personas tomen una decisión pero al mismo tiempo se hagan cargo de ella.

-¿Tu postura te ha acarreado conflictos entre familiares y amistades? ¿Has sufrido distanciamientos con personas de tu entorno?

Hay distanciamientos, pero no son a causa de diálogos fuertes o peleas.

Cuando uno es congruente con uno mismo, automáticamente empieza a irradiar algún tipo de energía y el que se queda es porque tiene que estar y el que se va es porque se debe ir. Uno va armando su entorno de acuerdo a sus deseos. O, como se le dice ahora, vibraciones. Entonces, hay cosas que han cambiado, pero no lo veo como algo malo, no es algo que me importe o me modifique. No es algo a lo que le dé alguna importancia porque es lo que tiene que pasar. 

-Te agradecemos mucho la posibilidad del contacto, te deseamos éxitos en tu proyecto de radio.

Muchas gracias a ustedes por la posibilidad de, simplemente, entrevistar a una persona que siempre hace entrevistas. Es algo nuevo que me está pasando, lo disfruto mucho y me encanta. Les mando un abrazo y gracias por hacer este trabajo tan maravilloso que es comunicar.

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