Día Mundial de la Radio (por Alberto Rantucho)

“¡¡¡La radio va a desaparecer!!!” dicen algunos.
“¡¡¡La televisión la está desplazando!!!” dicen otros.
Sin embargo, los años pasan, la tecnología avanza, pero la radio sigue vigente. Es más, los adelantos tecnológicos logran que emisoras, que antes se escuchaban a pocos km. a la redonda, ahora esté al alcance en cualquier lugar del mundo.
Estas líneas, más allá de destacar que el 13 de febrero del 2012, las Naciones Unidas lo declaró “Dia Internacional de la Radio”, pretendo resaltar las bondades que tiene este medio a través del tiempo, en especial durante mi infancia, (hace más de setenta años).
Seguro que cada persona tiene recuerdos de algún hecho de su niñez en la que no le encontraba explicación. Precisamente en mi caso, desde muy pequeño, tenía algo así como un fanatismo por la radio. Me resultaba misterioso aquello de que a través de un aparato se emitiera la voz de una persona. Mi pregunta era: ¿Es realmente alguien que habla?, de ser así, ¿dónde está? Solo había un receptor bastante grande conectado a una batería. Me explicaban que le daba la energía necesaria para que funcione.¡¡¡Les aseguro, cuantas más explicaciones me daban, menos entendía!!!
Fui creciendo, después vinieron las “radios a transistores”, las que funcionaban con pilas, seguía sin entender, pero ya no me intrigaba tanto.
Si hay algo que me gusta destacar es que LA RADIO, bien utilizada, además de informar, brinda un servicio a la comunidad, es más, sin ir muy lejos en el tiempo, en nuestra Patagonia Argentina era el principal medio de contacto entre los habitantes de la zona rural, tanto por cuestiones familiares como laborales.
Recuerdo haber estado de paso por esa zona y escuchar mensajes que resultaban graciosos tales como: “Mensaje para fulano de tal, a X hora llega la tía Juana y dice que la espere en la tranquera “. O aquel que le encarga que cuando vaya al campo le lleve galleta fresca.
Retornando a mis vivencias, puedo decir que crecí en el campo en la zona de Carhué, con la radio a mi lado.
Claro que sí, la llevaba en el tractor cuando estaba arando, al corral cuando iba a ordeñar las vacas, a la huerta cuando trabajaba la tierra o regaba. Me informaba con una emisora local y después sintonizaba por ejemplo Bahía Blanca. Fue siempre mi compañía. Soñaba con conocer a los periodistas y locutores. Me imaginaba visitando la emisora. En el fondo me preguntaba: ¿disfrutaré al conocerlo y develar el misterio?
Por esas cosas de la vida, a los 31 años perdí la vista. Tiempo después me radiqué en Bahía Blanca. Aquí, con frecuencia, visito emisoras de radio, conozco personalmente a periodistas y locutores.
Pero sigo sin verlos, el misterio continúa, no importa… YA FORMA PARTE DE MI.