El Jardín de Infantes del Paraje “El Cardal” celebró 25 años
Fue el martes. De la celebración participó el Intendente municipal y miembros de la comunidad educativa. En el lugar, distante a 25 kilómetros de Bordenave, funciona además una escuela primaria creada en 1930.

Este año, la EP N° 19 “Dr. Mauricio Camilo Neyra”, situada en el mismo edificio, también estará de fiesta, ya que en el mes de junio cumplirá 95 años de vida.
Su hermano menor, el Jardín de Infantes Rural y de Islas de Matrícula Mínima (J.I.R.I.M.M), tal la denominación oficial con que se conoce en la Provincia a estas instituciones, alcanzó los 25 años. Por eso, este martes se realizó un acto en el establecimiento.
Participaron de la ceremonia el intendente Lic. Diego Reyes; la Inspectora Jefe Distrital, Prof. Carina Romero; la Inspectora de nivel Secundario, Prof. Eliana López y su pares de Psicología, Adriana Lavirgen; de Artística, Natalia Palacios y de Educación Especial, Miryam Leonhardt. Representando al Consejo Escolar estuvo Melina Greer.
Los orígenes
Cuenta la historia de este centro educativo que nació en 1930 por iniciativa de un grupo de chacareros del lugar, acompañados por Mauricio Neyra, quien donó una esquina de su campo para construir el establecimiento.
Durante sus primeras dos décadas de existencia, la escuela funcionó en un precario edificio de adobe. En 1950, y a través del Primer Plan Quinquenal, se reemplazó por uno moderno con techo a prueba de agua, pisos de mosaico, baños, un aula iluminada y con buena ventilación e incluso una casa-habitación.
Desde el año 2000, la escuela ofrece un Servicio Educativo Inicial de Matrícula Mínima (SEIMM), que comprende funciones propias del Jardín Maternal y el Jardín de Infantes.
Nombres
En alusión al nombre del establecimiento rural de Mauricio Neyra, la zona se conoció también con el nombre de Paraje El Cardal, o alternativamente El Buzón, al cual ya se hizo referencia. La escuela, en un comienzo, llevó el rótulo del paraje El Buzón, hasta que, en 1979, se la bautizó con el nombre de su principal impulsor y donante del terreno, el doctor Mauricio Camilo Neyra.