Se cumplen 50 años de la invención del bypass

Cultura 09/05/2017 . Hora: 13:34 . Lecturas: 2

La técnica creada por el Dr. René Favaloro revolucionó la cirugía cardiovascular y ayudó a salvar millones de vidas en el mundo. Hoy sigue vigente para las operaciones de corazón por su efectividad en el mejoramiento de la vida de los pacientes.

El 9 de mayo de 1967, Favaloro realizó el primer bypass aortocoronario programado a una mujer de 51 años, en la Cleveland Clinic donde trabajaba desde 1962. La paciente tenía una oclusión total en el tercio proximal de la coronaria derecha, una de las dos arterias que irrigan el corazón. Lo que Favaloro ideó fue usar la vena safena (la gran vena superficial del muslo y la pierna) para hacer un puente ( bypass) que saltara la obstrucción del vaso y uniera las secciones sanas de la arteria. Ocho días después de la cirugía, sus colegas comprobaron que el bypass era viable, y 20 días más tarde una angiografía confirmó la total reconstrucción de la arteria, según escribió su colega y amigo Dentón A. Cooley.

50anios_placa

Para conmemorar el 50 Aniversario del Bypass, hoy por la mañana, el Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares descubrió una placa en la fachada del edificio central del Hospital Universitario Fundación Favaloro.

El acto contñó con la participación de la Dra. Liliana Favaloro, Presidente de la Fundación Favaloro; autoridades del Consejo de Administración; el Dr. Fernado Cicchero, Presidente del Colegio de Cirujanos Cardiovasculares, y el Vicejefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Diego Santilli.

 Sus inicios como médico rural en Jacinto Arauz

Por ese entonces llegó una carta de un tío de Jacinto Aráuz, un pequeño pueblo de 3.500 habitantes en la zona desértica de La Pampa. Explicaba que el único médico que atendía la población, el doctor Dardo Rachou Vega, estaba enfermo y necesitaba viajar a Buenos Aires para su tratamiento. Le pedía a su sobrino René que lo reemplazara aunque más no fuera por dos o tres meses. La decisión no fue fácil. Pero al final Favaloro llegó a la conclusión de que unos pocos meses transcurren rápidamente y que, mientras tanto, era posible que cambiara la situación política.

Llegó a Jacinto Aráuz en mayo de 1950 y rápidamente trabó amistad con el doctor Rachou. Su enfermedad resultó ser un cáncer de pulmón. Falleció unos meses más tarde. Para ese entonces Favaloro ya se había compenetrado con las alegrías y sufrimientos de esa región apartada, donde la mayoría se dedicaba a las tareas rurales.

La vida de los pobladores era muy dura. Los caminos eran intransitables los días de lluvia; el calor, el viento y la arenisca eran insoportables en verano y el frío de las noches de invierno no perdonaba ni al cuerpo más resistente. Favaloro comenzó a interesarse por cada uno de sus pacientes, en los que procuraba ver su alma. De esa forma pudo llegar a conocer la causa profunda de sus padecimientos.

Al poco tiempo se sumó a la clínica su hermano, Juan José, médico también. Se integró muy pronto a la comunidad por su carácter afable, su gran capacidad de trabajo y dedicación a sus pacientes. Juntos pudieron compartir la labor e intercambiar opiniones sobre los casos más complicados.

Durante los años que ambos permanecieron en Jacinto Aráuz crearon un centro asistencial y elevaron el nivel social y educacional de la región. Sentían casi como una obligación el desafío de paliar la miseria que los rodeaba.

Con la ayuda de los maestros, los representantes de las iglesias, los empleados de comercio y las comadronas, de a poco fueron logrando un cambio de actitud en la comunidad que permitió ir corrigiendo sus conductas. Así, lograron que casi desapareciera la mortalidad infantil de la zona, redujeron las infecciones en los partos y la desnutrición, organizaron un banco de sangre viviente con donantes que estaban disponibles cada vez que los necesitaban y realizaron charlas comunitarias en las que brindaban pautas para el cuidado de la salud.

El centro asistencial creció y cobró notoriedad en la zona. En alguna oportunidad Favaloro reflexionó sobre las razones de ese éxito. Sabía que habían procedido con honestidad y con la convicción de que el acto médico “debe estar rodeado de dignidad, igualdad, piedad cristiana, sacrificio, abnegación y renunciamiento” de acuerdo con la formación profesional y humanística que habían recibido en la Universidad Nacional de La Plata.

Fuente: http://www.fundacionfavaloro.org/biografia/

“El universitario tiene que formarse agregando todas esa formación social para que entienda que su tarea no termina en lo específico. Hay un compromiso social para tratar que a través del esfuerzo de ese hombre que tuvo la suerte de llegar a la universidad, tuvo la suerte de llegar a una formación terciaria, contribuya a la sociedad para que sea cada vez mejor, sea cada vez más solidaria y más justa”

Dr. René Favaloro