HOMENAJE EN EL PARQUE DE MAYO - BAHÍA BLANCA

Arte con raíces villaerenses en el "Memorial de Daiana"

La escultura fue ideada por Lorena Zerneri, mamá de Daiana Herlein, y materializada por el artista Darío Urban. El espíritu: “Resignificar la idea de pérdida y de dolor en esperanza y confianza en la vida”. La chica de 15 años perdió la vida el 5 de marzo de 2014, a pocos metros del lugar, cuando una pesada rama que se desprendió de un añoso pino impactó sobre su cuerpo.

Arte 31/10/2023 . Hora: 15:37 . Lecturas: 1075

(*) Con la colocación de una escultura de dos manos preparadas para sostener y contener a un árbol, comienza a tomar forma el memorial que se construye en el parque de Mayo en memoria de Daiana Herlein, la chica de 15 años que perdió la vida el 5 de marzo de 2014, a pocos metros del lugar, cuando una pesada rama que se desprendió de un añoso pino impactó sobre su cuerpo.

La escultura fue ideada por Lorena Zerneri, mamá de Daiana, y materializada por el artista Darío Urban, como “una forma de resignificar la idea de pérdida y de dolor en esperanza y confianza en la vida”.

Un breve texto escrito por su familia acompañará el memorial, buscando contar como era Daiana.

 “Es un escrito que la describe; es su reflejo y su amor por la naturaleza. Para que quien lo lea tenga una idea de quién era”, explica Lorena a este medio.

El texto evita hacer referencia a los hechos de corrupción y desidia del gobierno municipal que, en su momento, ignoró los informes que alertaban sobre el mal estado de los árboles del paseo.

“No queríamos que eso quedara escrito en este recuerdo y ensuciara algo tan lindo como es el paseo”, añade.

Lorena Zerneri y Darío Urban, con la imagen en escala. Ambos tienen orígenes villaerenses. 

Lorena espera que la obra sirva para tener memoria y entender las graves consecuencias que puede generar ejercer un cargo púbico teñido de corrupción, de falta de valores y de ética.

“Que se entienda cómo puede terminar ese tipo de manejos. Porque, hoy, Daiana ya no está. Espero que la obra sirva para reflexionar a quienes transiten por el lugar y a quienes siguen ocupando un puesto público y fueron cómplices de lo que pasó”, dice.

“Que sea un llamado de atención para entender que no todo da lo mismo y que la corrupción, en este caso, terminó con la vida de una joven; arruinó a una familia”, detalla.

(Fotos La Nueva)

La propuesta de erigir un paseo en memoria de Daiana fue planteada —en su momento— por el ex edil Manuel Mendoza y retomada luego por su par Gustavo Mandará. Tras idas y venidas, la actual gestión comunal decidió, finalmente, asignar un espacio para la obra.

“Tuvimos reuniones con el intendente Héctor Gay y, luego, con la arquitecta Marina Obeid y poco a poco el paseo fue tomando forma. Había una cuestión con que el artista sería el encargado de hacer la escultura, porque el pliego delegaba esa tarea en la constructora. Hablamos entonces con la empresa para trasmitirle la importancia de esa obra”, cuenta.

“Por eso le sugerí un escultor del que yo conocía su obra. Luego recibimos la noticia de que había sido contratado. Eso me puso muy feliz”, indica Lorena.

Al memorial se llega por un sendero que comienza en el camino de los guardianes, en ejecución, con un recorrido con mucho verde y flores.

“Daiana amaba las flores. Siempre nos decía: ‘El día que no esté me van a encontrar en las flores amarillas. Por eso las flores de ese color no faltarán en este lugar”, comenta Lorena.

Las manos se colocaron para rodear un ejemplar de Ginkgo. La elección de este árbol no es casual. Un año después del estallido de la bomba atómica de Hiroshima, en 1945, a 1.000 metros del epicentro de la explosión, un Ginkgo destruido empezó a brotar. Para los habitantes de la ciudad se transformó en un símbolo del renacimiento y desde entonces lo llaman portador de esperanza.

Cuando el azar dice lo suyo

Darío Urban, autor de la escultura, vive en Villa Iris, localidad de 2 mil habitantes ubicada a 115 kilómetros de nuestra ciudad. A ese lugar le llegó el encargo de la obra y el concepto a materializar, con libertad para reinterpretarlo a partir de su mirada personal.

Villa Iris no es un lugar ajeno para Lorena Zerneri. Sus abuelos; su familia, es de esa localidad del partido de Puan. Por eso el artista recuerda que el primer encuentro entre ellos estuvo cargado de varios componentes.

“Nos pusimos en contacto en marzo de este año, de manera virtual. El hecho fue significativo, por muchas razones”, sostiene.

“Sirvió para ponerle rostro e identidad a una historia que, para muchos, pudo pasar inadvertida; encontré a una mujer (por Lorena) con un sueño y una necesidad, a solas con un duelo tan personal y tan lento, pero percibí una cuota de alegría y una tremenda confianza en la obra. Por último, compartir el carácter casi oracular de la coincidencia en nuestros orígenes”, recuerda.

Darío se identificó además con lo ocurrido.

“Todos tenemos duelos y dolores personales para referenciar. En mi familia el hacer de las manos es protagónico”, cuenta.

“Mi padre, que falleció hace dos años, era albañil de oficio y tuve oportunidad de usar sus herramientas y ver sus gestos en mis manos. Del mismo modo las manos de mi madre, que partió hace mucho tiempo, están siempre presentes. En la energía y emotividad de Lorena asocié la imagen de esas manos. Estos referentes seguramente concedieron algunas características al resultado”, asegura.

Las manos tienen una estructura de hierro y metal desplegado recubierta con concreto y microfibra de poliéster.

“Tomé una imagen de referencia y el resto fue una suerte de juego con mis manos y la arena para encontrar una posición donde se viera el contener, pero no el comprimir; el sostener, pero sin limitar. Trabajé hasta visualizar una posición definitiva, una forma de resignificar la idea de pérdida y de dolor en esperanza y confianza en la vida”, explica.

“Desde lo más profundo de los símbolos entiendo el discurso fundante de todo el paseo de Daiana. La circularidad como ciclo infinito, el agua como vehículo, lo vegetal, la centralidad del gesto humano y el corazón-árbol que implica la vida que se regenera en cada ciclo”, amplía.

La historia

Cuatro meses antes de la muerte de Daiana Herlein, LANUEVA publicó una nota dando cuenta del informe realizado por profesionales del municipio, quienes alertaban sobre el mal estado de miles de árboles del parque de Mayo.

El estudio estaba —desde hacía tiempo— en manos del titular de la Agencia Urbana, arquitecto Marcelo Lenzi, quien lo había solicitado como parte de un conjunto de estudios previos a una futura adecuación del paseo, aunque nunca le había prestado demasiada atención.

Por otra parte, el entonces responsable del área de Espacios Públicos municipal, Marcelo Caramelli, quien desempeñaba ese cargo sin contar con un título habilitante como exige la ley, hizo caso omiso a las indicaciones de los profesionales de su sector sobre el riesgo que significaban los árboles, al punto que le sugerían que, en determinados sectores del paseo, se prohibiera la circulación.

Estos antecedentes salieron a la luz en el juicio realizado en 2019 contra los funcionarios mencionados. Caramelli fue condenado a siete años de prisión por homicidio culposo y Lenzi multado e inhabilitado, por un año, a ejercer cargos públicos.

Si bien la pena conformó a los padres de Daiana, siempre mantienen su lucha para que, también, fueran juzgados los funcionarios que en ese momento ocupaban cargos de mayor responsabilidad.

La escultura estará acompañada de un sentido escrito de la familia de Daiana Herlein, buscando trasmitir cómo era su carácter, cual era pensamiento y su hermosa personalidad.

“Libre e impulsiva, corazón valiente y poderoso, estrella del cielo. / Sonrisa amplia, alma viajera que compone junto con los sonidos de los pájaros/Y de las hojas de los árboles la más dulce canción. / Vuela alto, su energía es luz y es amor, su espíritu indomable. / Protectora de la naturaleza y guardiana de sus amores terrenos y celestiales. / Por vos y para vos…/ Tu lugar, nuestro lugar / Tu familia”.

(*Fuente y texto La Nueva, 28 de octubre)

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