La obra de "Cacho" Castello Luro fue referencia para el diario La Nación
Se trata de un artículo sobre el pelaje de los caballos, precisamente el doradillo. Analizando la historia de esta denominación, el matutino hace un repaso en el que recuerda la milonga campera que escribió el historiador puanense nombrando 54 pelajes; y a la que puso música, nada más y nada menos, que el gran Atahualpa Yupanqui.
Bajo el título “Doradillo, único en cuestión de pelajes”, el pasado 18 de febrero, en la sección Rincón Gaucho del suplemento de Campo, Silvia Long-Ohni se explaya en la temática de los pelajes equinos. “Los españoles lo denominaban colorado dorado y los araucanos piyaw kolü o pangaré colorado”, aclara. El contenido completo de la nota es el siguiente: El gaucho fue excelente conocedor de la gran cantidad de términos con los que se distinguen a los caballos, sea por su temperamento o especiales capacidades, sea por su pelaje. En uno u otro registro, el vocabulario es extenso y su adecuado manejo da cuenta de la particular sapiencia del hombre de campo. Así, el gaucho manejaba un lenguaje propio habido de manera empírica sin ninguna intención clasificatoria, tarea que luego le cabría a los entendidos que, no sin polémicas a causa de la dificultad para dar nombre exacto a los colores y respetar localismos, dieron lugar a diferentes nóminas.
Solanet
Dentro de nuestra música campera, Carlos Adolfo Castello Luro con los versos y Atahualpa Yupanqui con la música, compusieron esa famosa milonga en la que se nombran 54 pelajes equinos, y en ella, justamente, el primero de la enumeración es el doradillo: "Tuve un lindo doradillo;/ salió de un monte con puerta/ medio charcón, lista tuerta/ y apenita de colmillo", en tanto que Alberto Merlo dedica otra milonga a El doradillo mentao.
Para completar la fama de este pelaje, dos mujeres de fama lo usaron para su monta: uno de esos doradillos fue el preferido de silla de Manuelita Rosas, de cola y crines largas, con el que se paseaba -según referencia expresada por monseñor Escurra en 1924- por San Benito de Palermo; otro era el que montaba la señora Carmen Machado de Deheza -"la heroína del Sur", en la rebelión de "los Libres"-, cuando acostumbraba salir de Chascomús. El doradillo, como vemos, ha sabido conquistarse un lugar distinguido entre todos los pelajes.