La atleta Olga Suárez presentó su libro autobiográfico “Profecía del destino”
La presentación se llevó a cabo el viernes en las salas temporarias del Espacio Cultural El Mercado. Olga Suárez estuvo acompañada por el escritor Fernando Nelson, quien la asesoró en la edición del libro. Nelson relató que a fines del año 2010, la atleta le propuso armar un libro autobiográfico, sobre su trayectoria deportiva. “Empezamos en el 2012, fueron siete meses de trabajo,” dijo. La historia se divide en dos partes: en la primera la protagonista narra su vida privada y en la segunda, relata su experiencia en el ámbito deportivo. “Quedé muy impactado con su personalidad sumamente interesante y rica. Esto ha hecho que sea bastante fácil mi trabajo. Es una gran narradora oral y mi tarea ha sido no desnaturalizar esa faceta de Olga,” contó Nelson.
Amor por su tierra
Vivencias
Zapatillas profesionales. “Me las regaló Cristian Francisco, gerente de la Cooperativa de Servicios y Obras Públicas. Ellos fueron siempre mis sponsors, y me ayudan en todos mis viajes. En una carrera en Brasil en la que gané, fui descalificada por no llevar las zapatillas de clavos e incluso me quisieron cobrar una multa de 1000 dólares”. Después de esta experiencia poco grata, la cooperativa le dona el equipo completo, y compite por primera vez con zapatillas de atletismo en Santa Rosa, y a pesar de no tener el entrenamiento con este tipo de calzado, gana la carrera. “Yo no le tengo miedo a nada, eso me da fuerza para superar nuevas metas," sostuvo. En mi vida nunca pensé que yo iba a correr, pero bueno termine en Maltería contaminada por el polvillo de los cereales, después de siete años de trabajar allí, afectándome las vías respiratorias. Fiebre va y fiebre viene, llegué a ver al alergista Franciulli, quien me trató siete años con vacunas. Y se llegó a esto, a que yo tenía que hacer un deporte. La Virgen María me lo puso en la mano”. “Un día, estábamos haciendo una fiesta—en la que se desarrollaba una competencia pedestre-- para recaudar fondos para la Escuela Especial. Estábamos preparando chocolate y tortas, esperando que llegara gente de Espartillar, La Colina y de Carhué. Llegaron dos señoras y nos dijeron cómo que en Puan no teníamos una deportista. Había que correr 2500 metros, pero nosotras no teníamos ropa ni nada. Y para darle el gusto dijimos ¡vamos a correr!,” continuó relatando. “Y yo tomé la punta y no me alcanzó nadie. Esa fue la primera prueba que gané. Y una de las señoras me dijo: “menos mal que ustedes no corrían,” comentó sonriente. “Yo lo tomé como un juego, pero el médico me dijo que siga haciéndolo porque había mejorado muchísimo. Ahora, el único tratamiento que tengo es correr, y no necesito vacunas. Todos los años me hago chequeos, porque deben ser muy profundos de corazón, de cuerpo, de oído y garganta, y estoy bárbara,” afirmó la atleta.
Familia, amor y fe. Olga es madre de cinco hijos y también es abuela. “Ayer se casó mi quinto hijo (por el jueves). Yo ya más no puedo pedir, quiero estar en el mundial de 2013 en Puerto Alegre y si no puedo, descansaré. Todavía no soy una abuela que se pone a mirar televisión haciendo nada Hago muchas cosas, cocino, no paro. Tengo la vocación y la devoción de visitar a los enfermos de Puan que no pueden salir de la casa”. “Toda mañana, una persona tiene que tener nuevos desafíos, algo nuevo para hacer. Ahora que vamos a entrar en la Navidad, no se sientan nunca deprimidos, ámense. Sepan amar y dar. El que da, recibe. Siempre está esa esperanza que nos hace cada día más grandes y más fuertes. Ya sé que estamos en una crisis muy grande, pero hay que tener fe. Siempre tenemos que mirar al sol, y no para atrás,” reflexionó.