Postales de Bordenave en invierno
Y un día volví, no niego que me costó. Ya no fue solamente una visita de pasada para saludar a mis viejitos que allá quedaron descansando para siempre. Si bien pase gran parte de mi vida acá y estoy orgulloso de mis orígenes, me da un poco de nostalgia recorrer sus calles. No sé si de pibe el mundo y el barrio se veían distintos, pero mis recuerdos no coinciden demasiado con lo que veo hoy, un día jueves por la mañana. ¿Será nomás que nos ponemos grandes y nos parece que lo de antes fue mejor? Igualmente, me alegró ver a mi colegio secundario con un grupo importante de alumnos que, como siempre, vienen también de la zona rural, de Azopardo y de 17 de Agosto. Las raíces no se olvidan y siempre están allí para decirnos de dónde venimos y que somos lo que somos en gran parte gracias a ellas. ¡Abrazo enorme a toda mi gente de Bordenave! A los que están y a los que como yo se fueron, pero lo llevan en el corazón.
Fernando Sánchez
Ahora la ven así, pero la casa roja y blanca estaba tapada por una añoso cerco de ligustrina. La habitaba Marcelo Magro, empleado administrativo de la Cooperativa La Federación, periodista autodidacta que mucho hizo por rescatar la historia del pueblo y difundir el deporte. Pintó parte de la casa de rojo, por que era hincha de Independiente de Avellaneda. Recuerdo que con él vivía su mamá y número incalculable de gatos que tenía como mascotas. Al lado, otro amigazo: Edgardo Gonzalez "Garrón"
La casa de mi vecino el "capataz" Reyes y su esposa Maruca. Gente de la de antes y de la buena!
Acá supo vivir el flaco Kissner y patio de por medio, la casa de Mario Ciambotti, el legendario kiosquero de mi pueblo.
Mi casa, acá nací y me crié
Acá pase muchísimas horas de mi infancia y adolescencia. Nora Anguiano, Damíán, Lucre, la abuela, Anita, José. ¡Qué hermosos recuerdos!
Y acá otras tantas horas, en lo de mi vecino Leonardo Duval. ¡Cuántas anécdotas!
Esquina emblemática, Kiosco de Mario Ciambotti, media cuadra más arriba, mi amigazo Mauricio Iglesias. Cuentos y anécdotas como para escribir un libro.
El camino de la escuela a casa, una cuadra. Y pensar que a veces llegábamos tarde al cole...